NBA | MAVERICKS 100 - WARRIORS 109 (0-3)

Wiggins y Curry dejan a Doncic al borde de la eliminación

Los Warriors desgastaron a unos cansados Mavericks con rebote, experiencia y veteranía. Curry hizo de las suyas y Wiggins se salió. Doncic, al borde de la eliminación.

0

Se acabó lo que se daba. Al menos, eso nos dice la estadística: de 146 veces que ha habido un 3-0 en una eliminatoria de playoffs, 146 veces ha prevalecido el equipo que contaba con dicha ventaja. Nadie, jamás, ha podido dar la vuelta a una eliminatoria de semejantes dimensiones, de tal calibre, en la historia de la NBA. Y no parece que vaya a tener lugar este año, con los Mavericks cansados y con pie y medio fuera de las Finales tras una temporada histórica desde el punto de vista de la franquicia y el proyecto. Los Warriors se las saben todas, no son (ni mucho menos) los Suns, tienen una capacidad innata para resolver situaciones límite y también para gestionar ventajas importantes, destrozar al rival explotando sus defectos y avanzar, siempre avanzar, cambiando situaciones, haciendo sustituciones y con el pilar fundamental de los recuerdos de la victoria en una serie de mentes preclaras, que acompañan a jugadores tan legendarios como clarividentes a la hora de hacer lo que mejor se les da: ganar.

Si todo va bien, los Warriors pueden solucionar la serie por la vía rápida (la noche del martes al miércoles) o de vuelta al Chase Center si el pundonor de los Mavericks les permite prevalecer y seguir vivos al menos unas horas más, en una situación que será similar a la que vivieron los Nuggets en primera ronda, claro, contra los Warriors. Los texanos están cansados, casi exhaustos, han llegado con 13 partidos disputados (de 14 posibles) a sus primeras finales del Oeste desde 2011 y ya llevan 16. Lo tuvieron en el segundo encuentro, cuando llegaron a mandar de 19 puntos, pero no consiguieron sostener la ventaja. Y lo han tenido, en menor medida, en un partido en el que les ha vuelto a condenar el rebote, la salida del descanso y la inexperiencia, además del colapso de Reggie Bullock y el desaparecido Maxi Klebber en el triple: 0 de 12 de forma combinada.

Los Warriors empezaron volando, no cedieron a la presión ambiental ni al banquillo eternamente en pie de los Mavs (que recibieron una nueva multa tras el segundo asalto). Tampoco a la camiseta blanca de Tim Hardaway Jr., que se negó a ponerse otra por petición arbitral antes del duelo pero esta vez no confundió a los jugadores de Steve Kerr: 9-19 de salida, pero recuperación de los Mavs gracias a un triple que descerrajó Doncic sobre la bocina (22-25). Los Mavs hicieron amago de irse en el segundo periodo (39-31), pero sin la convicción ni la fe de la serie ante los Suns. Las piernas están cada vez más cansadas, la capacidad para escaparse ante un equipo de tanta envergadura por historia y por nombres es complicado y el resultado ajustado al descanso (47-48), volvió a ser favorable a los Warriors en el tercer periodo: 21-30 para un 68-78 que dejaba las cosas abiertas, pero para el que los Mavs ya no tuvieron reacción. En total, +31 para los Warriors en los terceros cuartos de los tres partidos, con ventajas de 10, 12 y 9 puntos respectivamente.

Los intentos de los Mavericks por acercarse fueron inútiles. Jason Kidd se encomendó a un quinteto sin pívots, con Spencer Dinwiddie (gran partido con 26 puntos), Jalen Brunson (20+5+3), Dorian Finney-Smith (9), Reggie Bullock (0 de 10 en tiros y 0 de 7 en triples) y Luka Doncic. Ni así funcionaron las cosas a pesar de que Kerr cedió y sentó a un inconmensurable Kevon Looney, titular desde que Draymond y Curry propusieron dicha opción a partir del sexto partido de la serie ante los Grizzlies: 9+12+4. Los Warriors alargaron las posesiones, fueron certeros en sus resoluciones, no fallaron desde la personal (22 de 25) y acabaron con los conatos de rebeldía de los Mavs, que llegaron vivos hasta el último minuto gracias a un triple desde la esquina de Dinwiddie que sembraba ciertas dudas (99-104). Fue solo un espejismo: triple de Jordan Poole (que acabó con 10 tantos y 5 rebotes) y un 100-109 final que ponía el 3-0 y dejaba a los Mavericks tiritando y al borde de la eliminación tras sumar su segunda derrota en casa en todos los playoffs, la primera con Luka Doncic, que no estuvo en la primera ante los Jazz en primera ronda.

La victoria permite a los Warriors presumir de llevar 26 rondas de playoffs consecutivas ganando al menos un partido fuera de casa y acerca a Steve Kerr a otro hito: el no perder ninguna ronda de la Conferencia Oeste desde que tomó las riendas del equipo en 2014, casi nada. Stephen Curry cuajó una actuación estelar (31+5+11), Draymond volvió a sumar una nueva técnica (la tercera de los playoffs, líder junto al ya eliminado Chris Paul en este aspecto) pero se tranquilizó después (10+5+5), Klay lanzó mal, pero produjo bien (19 puntos en 18 tiros) y Andrew Wiggins hizo el partido de su vida en la fase final: 27 puntos, 11 rebotes (primer 20+10 de su carrera en playoffs), 3 asistencias, 6 rebotes ofensivos (14 de los Warriors, que martirizaron a los Mavs en las segundas oportunidades) 3 asistencias, un mate para los anales sobre Doncic y un +22 con él en pista. Nada pudieron hacer los texanos, también superados en asistencias (28 a 18) y sin respuestas al final a pesar del meritorio esfuerzo de Luka Doncic: 40 puntos (21 en el último cuarto) y 11 rebotes. El esloveno, simplemente, no da para más. El miércoles, los Mavs intentarán seguir vivos y los Warriors llegar a las sextas Finales de su incontestable dinastía. Un capítulo más en unos años extraordinarios. Ahora solo falta por ver cuándo llegará el final de los Mavericks. Que, de una forma o de otra, han cuajado una temporada increíble. Y eso, acabe como acabe esto, es una verdad como un templo.