REAL MADRID

Real Madrid: un rearme necesario

El equipo blanco aún le da vueltas a la derrota ante el Anadolu Efes, al último minuto, pero debe reaccionar y afrontar una reconstrucción obligada, también en caso de haber ganado.

Belgrado
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El Real Madrid perdió la Euroliga por un punto (57-58), en la final con la anotación conjunta más baja de siempre y en la que batió el récord de triples fallados: 6 de 33, 18%. Lo tuvo en su mano, aunque no llegó a disponer del balón para un último tiro en ningún momento de los 44 segundos finales, los que pasaron entre la canasta de Llull y el lanzamiento de Larkin sin que nadie atrapara el rebote. Los blancos llegaron al desenlace con dos faltas de equipo cometidas en el cuarto definitivo, sin alcanzar el bonus (a partir de la cuarta el rival va a la línea de tiros libres). Yabusele hizo la tercera con 26 segundos en el marcador y la cuarta cuando restaban 17 y unas décimas, por lo que con la posesión en 14 para el Efes y apurando al máximo el ataque, al Real no le quedaría mucho más de tres segundos. La otra opción era hacer falta y mandar al ya triple MVP a la línea de personal (3 de 4 llevaba).

Micic, que controló ese ataque, tenía la experiencia de perder en una situación muy parecida en El Pireo, con un tiro un poco antes del límite que dejó espacio a Sloukas para contragolpear. En la semifinal y ante el Madrid, en las dos acciones cruciales, reconoció obrar en función de ese precedente negativo grabado a fuego en su cabeza. La decisión de Laso fue defender, para robar o rebotear a tiempo. “Si me preguntáis ahora si hubiera hecho falta, hubiera hecho falta, pero tampoco sé lo que hubiera pasado”, dijo a la conclusión del choque. Dunston, experimentado pívot del Efes, lo vio así: “Tenían a Llull, que se maneja bien con tiros rápidos y difíciles, y confiaron en su defensa porque ya nos habían frenado en jugadas previas. Tres o cuatro segundos son suficiente en una Final Four, fue la decisión de Laso y debían confiar en ella porque es un gran entrenador”. Sin un robo rápido, la falta pareció siempre la opción a elegir, y más cuando Micic venía con la lección aprendida.

Los jugones del Efes y las carencias blancas

Segundo título seguido para el Efes, ganó el favorito, el equipo con más talento exterior, el que tiene a Micic y Larkin, la mejor pareja de bases de la Euroliga. El triunfo del Madrid no hubiera alcanzado el rango de anomalía, pero sí el de inesperado antes de la Final Four. Nunca pareció el más fuerte en el tramo postrero de la competición, lo que habla muy bien de su genio competitivo, aunque no esconde las carencias. De hecho, en la derrota por 57 puntos podemos ver un patrón durante la temporada, sin ir más lejos en otro asalto crucial, la final de Copa: 64-59 cayó ante el Barça con problemas muy similares. Entonces, la defensa tampoco resultó suficiente.

Es cierto que no bajaba de los 70 puntos desde el 8 de marzo, de nuevo en Belgrado, ante el Estrella Roja (65-62); pero durante los tres meses en los que acumuló 17 derrotas en 28 partidos se quedó en 47 en Kaunas, en 51 en Estambul y en 59 en Tenerife en la Liga. La falta de tiradores puros y los problemas en el puesto de base han sido cruciales. El undécimo en porcentaje de tres de la Euroliga (35%) cuando es el primero en intentos (si no se cuenta al excluido CSKA) con 27,1 por jornada. En las pérdidas cae a la 12ª plaza (12,6), aunque en asistencias se ha manejado bien (tercero con 18,1). Sin embargo, afrontar la final sin ninguno de los bases previstos al principio del curso, Williams-Goss, Alocén y el castigado Heurtel, fue una losa, pese al buen desempeño (insuficiente) de Llull y la labor de Abalde, al que se le salieron dos triples que quizá...

Reconstrucción necesaria: un primer espada

Llull y Abalde, dos jugadores reubicados por causa mayor respecto a los planes iniciales, lo que da idea de que algo, al margen de las lesiones, no ha salido bien en la planificación. Incluso con el título bajo el brazo, el rearme de la plantilla hubiera sido obligado. Es decir, probablemente dos bases, otros dos exteriores (dos escoltas o un escolta y un alero, donde de momento Dzanan Musa no ha entrado en la ecuación) y un ala-pívot (¿especialista defensivo, con tiro?) para los relevos de Yabusele, pletórico muchos días, desacertado otros. Y con Laso en el banquillo, salvo que alguien en el club diga lo contrario. Un mes aún por delante de competición siempre puede cambiar cosas.

Para la dirección, la vuelta de Sergio Rodríguez está avalada por Laso y, pese a sus 36 años en junio, solventaría algunos de los problemas de creatividad y ayudaría con los cupos, de los que no va sobrado. Lo principal es que falta un primer espada, de los que un año sí y otro también te hacen campeón de Europa. Micic volvió a demostrarlo con la ayuda de la aparición estelar del gigante Pleiss. El reto es difícil. El gasto en plantilla del Madrid es muy elevado, pero la diferencia de fiscalidad con Turquía o Rusia dificulta ofrecer a cualquier estrella más de dos millones netos (es decir, impuestos aparte). Más allá de Heurtel y Thompkins, cuya marcha está cantada, la continuidad de Goss y Taylor resulta complicada, aunque la lesión del base puede modificar su situación. También se debe tomar una decisión con Causeur, que acaba contrato. Y Llull y Rudy renovarán. Randolph tiene un año más.

¿Relevo para Williams-Goss?

Un verano vital para el futuro blanco, aunque el primer refuerzo podría llegar antes si se confirma la baja definitiva de Goss por lesión y el club decide fichar un sustituto para el playoff, lo que no parece fácil. Quedaría libre una plaza de extracomunitario. Desde fuera, se ve necesario un base para competir en las eliminatorias por el título que arrancan ante el Manresa este miércoles. Y para hacerlo, en último extremo y si se da el caso, ante un Barça sediento de revancha. Quizá el club opine otra cosa.