NBA | MAVERICKS 104 - GRIZZLIES 91

Doncic es la pesadilla de Ja Morant

Excepcional partido del esloveno para liderar a unos Mavs que volvieron a ganar a los Grizzlies, a los que tienen tomada la medida. No fueron nunca por detrás y llegaron a mandar por 22.

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Los Grizzlies son el equipo más excitante de la NBA… salvo que aparezca por allí Dallas Mavericks. Los texanos venían de jugar (y perder, cómo no) contra los Suns, su némesis (y la de la casi todos en la NBA ahora mismo, claro) pero se recompusieron para superar a un rival al que tienen tomada la medida, al que han ganado tres veces seguidas (3-1, victoria en la serie de la temporada, por si hay empates al final) y siete de diez totales en las últimas tres temporadas. El 104-91 deja a los de Jason Kidd 27-20 y a los de Tennessee en 32-17. Los Mavs son quintos del Oeste, cada vez más quintos. Y ya están a solo tres partidos de Grizzlies y Jazz, del factor cancha en primera ronda de playoffs.

Que los Mavs ganen desde la defensa ha dejado de ser noticia y esa es lo mejor que se puede decir del brillante trabajo de Jason Kidd, que llegó al banquillo con muchas dudas y malos presagios pero que está cumpliendo con lo que prometió en su presentación: más variedad de registros en ataque y, sobre todo, más defensa. La cuarta mejor de la NBA por rating y la tercera por puntos encajados, con el mismo personal básicamente que la pasada temporada y una estrategia más agresiva, que usa a Kristaps Porzingis (6 tapones esta vez, además de 15 puntos y 8 rebotes) como hombre libre, una presencia inacabable cerca del aro; Y que lleva al rival a sus zonas más incómodas de tiro.

Van 23 partidos seguidos en los que no les anotan ni en el 50%. No es casualidad. Los Grizzlies, el cuarto ataque más anotador de la NBA (112,1 de media) llevaban esta vez 34 puntos al descanso (48-34). Su mínima anotación en una primera parte de toda la temporada. También en sus peores porcentajes de tiro (28%) y desde el triple (14%, 2/14). Después de tres cuartos, Ja Morant (acabó con 35 puntos, 13 rebotes y 6 asistencias) sumaba 25 de los 61 puntos (77-61) de un equipo perdido, en el que todos los que no eran el extraordinario base se quedaron en un 33,8% (23/68). Los Mavs, que llegaron a mandar por 22 y que han ganado 11 de sus últimos 13 partidos, les alejaron de la zona con un gran trabajo de Porzingis, ayudado por Kleber y Powell. Y les dejaron estrellaron desde el exterior, un lastre para un equipo que, es obvio, echa mucho de menos a Desmond Bane y Dillon Brooks.

Hace menos de diez días, los Mavs dejaron en 85 puntos, su mínimo de la temporada, a unos Grizzlies que esta vez se quedaron en 91 y demostraron no tener nuevas armas contra un rival al que no van a querer tener delante en playoffs. Uno que se está procurando una nueva identidad, una mucho más dura, y que está encontrando la mejor versión de Luka Doncic. Después de un inicio de temporada marcado por las lesiones y por los problemas en el tiro, con un nivel por debajo de sus (altísimos) estándares, el esloveno está subiendo visiblemente revoluciones. Esta vez no se iluminó por fuera (2/7 en triples) pero acabó con 37 puntos, 11 rebotes y 9 asistencias, con un 13/25 total en tiros y un control absoluto del partido para un equipo en un momento excelente, que absorbió las virtudes de los Grizzlies peleando duro el rebote y no permitiendo puntos en transición. Unos Mavs duros e inteligentes, que se desloman en defensa y se ponen en ataque en manos de un Doncic en crecida. La fórmula es buena, funciona. Especialmente contra los Grizzlies, a los que tienen totalmente tomada la medida.