Los Mavericks están bien. Muy bien, de hecho. Si atendemos a los resultados y el momento del equipo, están en uno de los mejores momentos desde que Luka Doncic aterrizó en la franquicia, allá por 2018, tras conquistar la Euroliga y su consiguiente MVP con el Real Madrid. El hartazgo por dos eliminaciones consecutivas en primera ronda, ambas ante los Clippers y una última muy dura (iban 0-2 y 2-3 arriba, pero no pudieron sentenciar) provocó que el verano fuera tumultuoso y estuviera lleno de cambios: Rick Carlisle salió, al igual que Haralabos Voulgaris, el polémico ejecutivo que tenía una influencia máxima sobre Mark Cuban. Jason Kidd y su fama de buen trato con los jugadores (de sus pocas virtudes, hasta el momento, en los banquillos) aterrizaron en Texas. Y, tras un inicio complicado, los Mavs empiezan a ver la luz y son ahora uno de los mejores equipos de la Conferencia Oeste y de la NBA.

Doncic, que se ha perdido 14 partidos este año (10 de forma consecutiva) ha empezado a encontrar una regularidad física y no está necesitando de grandes alardes (al menos, no como los de los dos últimos años) para que su equipo sume victorias. Y ya son ocho en los últimos nueve partidos, seis de ellas, las primeras, consecutivas. Una cifra espectacular para un equipo con ciertas carencias pero que es el mejor de la segunda tanda de franquicias que ocupan los puestos de playoffs. Son quintos, con un buen 24-19, una victoria de ventaja sobre los Nuggets, sextos, y tres ya sobre los Lakers. Esta última diferencia es la más importante, claro. El objetivo (uno de ellos) es el mismo que tienen muchos otros, pero que solo van a poder conseguir unos pocos. En concreto, seis equipos por Conferencia: evitar el play-in.

Ante los Magic, Dallas tuvo un encuentro plácido: fue absolutamente toda la noche por delante y en el primer cuarto ya comandaba por 9 puntos (32-23). Los texanos no tuvieron ni que jugar especialmente bien para decantar la balanza de su lado ante uno de los peores equipos de la competición y lanzaron tan solo con un 41% en tiros de campo. Eso sí, provocaron 15 pérdidas en sus rivales y un 7 de 26 en triples, cifras que impidieron a los Magic meterse en el partido. La ventaja llegó a ser de 23 tantos y hubo cuatro jugadores locales que superaron la decena de puntos sin respuesta rival. Moritz Wagner y Robin Lopez (8 de 9 en tiros de campo) anotaron 16 tantos por cabeza, los únicos que estuvieron finos en el ataque de los de Florida, pero con dos actuaciones claramente insuficientes ante un rival que está muy por encima de ellos, en cuanto a récord y a calidad.

Luka Doncic (único jugador de ambos equipos que estuvo más de 30 minutos en pista) no tuvo el partido de su vida, pero fue el máximo anotador de su equipo y del partido con 23 puntos (1 de 6 en triples), además de aportar 9 rebotes y 3 asistencias, bajándose así del triple-doble que llevaba promediado desde que regresó de su ausencia de 10 partidos. Kristaps Porzingis llegó a 19 tantos, los mismos que Jalen Brunson, mientras que Tim Hardaway sumó 17 desde el banquillo. Una victoria cómoda para los Mavericks, que llegaban al encuentro llenos de orgullo tras batir a los Grizzlies y tienen ahora cuatro partidos consecutivos en casa: Thunder, Raptors, Suns y Memphis. Una nueva oportunidad para seguir sumando y dos rivales, los dos últimos, de altura. Los Mavericks suman y siguen. Lo único que falta por saber es si la historia volverá a acabar en primera ronda. Ahí está el tema.