NBA | MAVERICKS 91 - PELICANS 107

Los Pelicans se toman una rápida revancha frente a los Mavericks

Sin Porzingis los Mavericks no se vieron igual para repetir la victoria cosechada dos días antes. Nueva Orleans forzó a Doncic y éste no respondió debidamente.

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El dominio mostrado un par de días antes en este mismo encuentro no le sirvió a los Mavericks, a los que les pagaron con la misma moneda con la que ellos desbloquearon la cita del miércoles por la noche. Este viernes tocaba un escenario diferente, Dallas, pero con los mismos protagonistas. Tocó también ver una versión de los Pelicans más aproximada a la lógica, sin tanto fallo por parte de Jonas Valanciunas o sin dejar tantos huecos en las defensas no forzadas por Doncic. En este último personaje residió una parte de la responsabilidad para, en el caso de los locales, la derrota. La ausencia de Kristaps Porzingis, reservado en una de las dos noche seguidas que tiene este fin de semana, dejó completamente al mando al esloveno, que no encajó bien los intentos de asfixia del rival y lo pagó con los árbitros y con distracciones que en nada ayudan. 

En la sala de prensa se habló, después del partido, de esta problemática. Jason Kidd, entrenador de los Mavs, dirigió unas palabras a Doncic a este respecto. Aunque quiso quitarle algo de culpa al final de la explicación, se refería a la lucha durante un partido más entre Luka y los colegiados: "Me gustaría que jugáramos cinco contra cinco un poco más. No te van a pitar nada más. Los colegiados tienden a no parar los partidos para cambiar una decisión. Tienes que entender que en los partidos, en momentos concretos como en los balones perdidos, hay oportunidad para hablar con los árbitros, pero cuando el partido está en curso... La transición defensiva es un aspecto que hemos resaltado que hay que mejorar. Si estamos presionando en mitad del partido para que nos piten más, nos ponemos en una situación delicada. Hay cosas que tienen que ser más importantes. Seremos mejores cuando aprendamos a dirigirnos a los árbitros, no sólo Luka". El esloveno absorbió perfectamente el toque de atención de su técnico ("tiene sentido, tengo que dejar de hacer eso") y se puso la responsabilidad en la mochila después de perder. "Este partido me lo cargo yo. He jugado muy mal. No he tenido nada de energía", admitió.

El conjunto hoy visitante mostró esa cara cambiada de las últimas semanas, no la del partido anterior contra los Mavericks. Con Zion ya en la dinámica de entrenamientos falta poco para verles a pleno rendimiento, pero Ingram está liderando como se le pide, siendo el máximo anotador, Graham mete tiros, Temple y Jones destacan atrás y hay minutos de brillo en Alexander-Walker. Un partido más vimos la buena producción del pívot español Willy Hernangómez, completando otro doble-doble como opción preferencial de su entrenador saliendo desde el banquillo. Fueron con hambre a comerse a los texanos y lo lograron. Conservaban la misma moneda con la que le pagaron a ellos y es la que usaron. 

No fue hasta la segunda parte cuando llegaron los verdaderos problemas para los Mavs. En la primera resistieron perfectamente. Y entraban los tiros con aparente facilidad. Al final del primer acto, el golpe en el tobillo de Hardaway parecía un nubarrón con lluvia furiosa a descargar, pero no sólo el jugador pudo regresar después sino que fue ése el momento en el que sacaron la diferencia más amplia. Jugando entre los siete y ocho puntos de ventaja anduvieron los de Dallas. Hasta Powell se animaba con los triples. Ese acierto en ataque no decayó hasta más tarde, pero sí se empezaron a dar demasiadas concesiones en el otro lado. Doncic funcionaba, en general el equipo, aunque la distancia era ya corta antes de pasar por los vestuarios. En la segunda parte los Pelicans confirmaron la soltura a la que habían llegado en la ofensiva y clavaron un parcial de 20-35 en el tercer cuarto que desbarató al rival. En esos minutos se vio más al Doncic (21+10) de las siete pérdidas y el 0/6 en triples, el de las discusiones constantes con los árbitros por contactos no pitados, y fue como un golpe que también repercutió en el equipo. Ingram (24) fue un puñal pese a que falló más tiros de los que debería, pero abrió espacios. Los de Green cerraron la pintura y los triples dejaron de entrarle al equipo local, acabando la vía de agua con la que estaban subsistiendo. Con ello, la derrota y el volverse a caer, el caso de Dallas, del liderato de la División Suroeste en favor de los Grizzlies.