David Blatt tiene 62 años y es uno de los grandes entrenadores de la historia del baloncesto europeo. Estadounidense de la Costa Este (nacido en Boston), su origen judío le hizo emigrar, después de jugar como base en Princeton, a Israel en 1981. Allí hizo carrera, se casó y pasó de las pistas a los banquillos. Sus mayores éxitos llegaron con la Euroliga de 2014, con el Maccabi y contra el Real Madrid, y las medallas cosechadas con Rusia a nivel continental: bronce en 2011 y, sobre todo, el oro de 2007 tras derrotar en la final a España, en Madrid y contra el que era campeón del mundo en funciones.

Además, claro, se fue a la NBA para hacerse cargo de los Cavaliers en 2014. Allí, lo que iba a ser un equipo en reconstrucción se convirtió en un transatlántico en busca del anillo con el regreso de LeBron James y la formación del big three LeBron-Kyrie Irving-Kevin Love. Considerado un técnico rookie y europeo pese a su larga experiencia y su nacionalidad estadounidense, Blatt llevó a los Cavs a las Finales de 2015 pero salió después, en 2016 y en medio de profundas diferencias con las estrellas de su equipo, especialmente LeBron.

Después de la NBA, dirigió al Darussafaka durante dos temporadas y firmó en 2018, por otras dos, con Olympiacos. Solo cumplió una. Después rompió su vínculo con el equipo griego y anunció a través de una emotiva carta que sufría esclerosis múltiple: “A veces la vida te lleva hacia cosas que no tienen explicación o razón. Son momentos en los que -al verlos- debes tomar decisiones que prueben tu verdadero carácter. Hace unos meses me diagnosticaron PPMS: esclerosis múltiple primaria progresiva. Ésta es una enfermedad que tiene muchas formas y se manifiesta de diferentes maneras a diferentes personas. Es una enfermedad del sistema inmunitario automático que puede y de muchas maneras cambia su calidad de vida y su capacidad para realizar incluso las funciones más básicas de manera normal. Cuando superé el 'shock' inicial y el dolor de comprender cómo esto podría cambiar mi vida a partir de hoy, decidí que no cedería ante nada. Sólo iba a adaptarme y ajustarme, a encontrar formas de continuar mi vida lo más normalmente posible”.

Desde entonces, y ya retirado oficialmente de los banquillos, ha trabajado como asesor de los Knicks y se ha convertido en copropietario del Brno, equipo de la República Checa. Y ahora ha hablado con DAZN sobre la enfermedad y la que es su nueva vida desde que supo que tendría que convivir con ella: “Ante todo, nunca hay que rendirse. te levantas por la mañana y no todos los días son iguales. No todos son buenos. Pero lo afrontas de forma directa, clara, siendo honesto con lo que puedes hacer y lo que no. Sobre cómo puedes lograr hacer algo más, ser positivo, ser proactivo con respecto al tratamiento y la ayuda que puedes recibir. Hay muchos tipos de esclerosis y con ninguna se convive de forma sencilla. Pero a la gente le pasan cosas malas, no solo al que tiene que lidiar con esta enfermedad. La clave es cómo lo asumes y te enfrentas a ello".

El exentrenador cuenta también que trata de hacer ejercicio, sobre todo en piscina, para mantener su cuerpo en la mejor forma posible: “No hay cura garantizada para una enfermedad así. Tiene mucho que ver con tu motivación, con intentar sacar la mejor versión de ti mismo. Era lo que como entrenador les pedía a los jugadores. Ahora me lo pido a mí. La vida no acaba cuando te diagnostian esclerosis múltiple. Es otro reto que tienes que afrontar y tienes que aceptar esa oortunidad de ponerte a prueba y sacar tu mejor versión".