NBA | NETS 95 - HORNETS 111

Harden deja solo a Kevin Durant

Desastrosa segunda parte de los Nets, que pierden su segundo partido con un clima extraño y manifestación fuera del pabellón. Los Hornets, excelentes: tres victorias en tres partidos.

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Era legítimo, sobre todo durante la segunda parte, preguntarse a qué demonios estaban jugando los Nets. Como en su estreno, contra los Bucks. Su 1-2 tiene un 1 por su rush final contra los Sixers, pero la presentación en la temporada del gran favorito al anillo no ha podido ser más fea. Horriblemente fea. A dos derrotas estrepitosas en tres partidos se suma una imagen nefasta y un estreno en casa con poco público en la grada y lío fuera del pabellón, con los antivacunas manifestándose por Kyrie Irving y poniendo en un apuro a la seguridad del Barclays Center. Kyrie está apartado, tiene de su lado al sector político y social que tantas veces combatió y su equipo vive metido en un sainete que parece condicionarlo todo. Este Kyrie de cuerpo presente o esté simplemente en boca de todos. Que no es poco.

Los Hornets (ganaron 95-111), eso sí, hicieron más que pasar por allí. Son un buen equipo, un muy buen equipo que está 3-0 en este inicio de temporada y que busca dar otro salto adelante en un Este que va a estar (eso parece) precioso. Por fin. Sin sitio para todos en la carrera de los playoffs, con equipo buenos, divertidos, sólidos, muy serios. Los Hornets de James Borrego son uno de ellos. Aplastaron a unos Nets ridículos en un segundo tiempo espléndido. Con piernas jóvenes, energía positiva, química y profundidad. Con baloncesto. Se agarraron al partido en el primer tiempo y consumaron el asalto después.

Arrancaron con la magia de LaMelo Ball, que es un jugador fascinante (18 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias) que cedió el puesto en el último cuarto, en el que animó desde el banquillo porque otro estaba reventando a los Nets. Siguieron con la percusión de Miles Bridges, un jugador pulido por Borrego para propiciar una evolución extraordinaria. Cada vez más efectivo y con más variantes como anotador, más inteligente y todavía capaz de hacer un mate en 360 grados en pleno partido. Terminó con 32 puntos y 9 rebotes, y llevaba ya 21 puntos al descanso. Y acabaron con la inteligencia de Hayward, las finalizaciones de Oubre, el trabajo de Washington, los triples decisivos de Cody Martin y la exhibición de Ish Smith, el que reventó el partido en el puesto de LaMelo. Smith es un profesional como la copa de un pino. Tiene 33 años, los Hornets son su duodécimo equipo NBA y es capaz de dirigir, sostener segundas unidades y aparecer en partidos en los que debería apocarse antes las estrellas rivales. Nada de eso: 15+4+4 y una sucesión de canastas quirúrgicas cuando Kevin Durant intentaba remontar solo. Muy solo.

Después de un segundo cuarto gélido, los Hornets perdían 58-50. Erráticos por fuera y abandonados a su suerte cada vez que embestía Durant. Pero en el tercer cuarto aceleraron y quebraron a un rival cuya categoría es, todavía, un decorado de papel charol. 17-32 en el último cuarto, 37-62 en la segunda parte. En los últimos ocho minutos, toda la producción de los Nets se redujo a nueve puntos de Durant, que hizo siempre la guerra por su cuenta. Pero la hizo al menos: 38 puntos, 5 rebotes y un 17/24 en tiros. Y alguna pérdida tonta, de hablar distinto idioma que sus compañeros. Claro que en los Nets no hay dos jugadores que hablen el mismo, y no se sabe todavía cuál ocupa a James Harden: 15+7+8 sin ninguna incidencia positiva, solo seis canastas (2/8 en triples) y 8 pérdidas en un enredo con los árbitros y las nuevas normas que se saltan las faltas que antes sacaba silbando.

Harden jugó mal durante tres cuartos y estuvo horrible en el último, cuando descansó Durant y tendría que haber sujetado él un partido que se le escapó a un equipo que tiene a Claxton fuera de forma y de foco, a Harris tomando decisiones pésimas y tirando pocos triples y esta vez hasta a Patty Mills sin tino. Poroso en defensa y desconcertante en ataque. Mal inicio, 1-2 y gracias… y malas sensaciones con manifestantes en la puerta de casa. Podría ir mejor la cosa, desde luego.