NBA | LAKERS 114 - WARRIORS 121

Los Lakers empiezan en negativo

Victoria de los Warriors, que fueron de menos a más, en el Staples ante unos Lakers con unos sobresalientes James y Davis que de nada sirvieron para ganar.

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No ganaron ningún partido de la pretemporada y no contaban, eran amistosos, pero ha empezado la temporada y tampoco hay estreno con buen pie. Los Lakers se quedan a cero, o negativo si se quiere ver el balance y las expectativas, después de un primer partido en el Staples Center con el que no pueden estar satisfechos. Cayeron por 114-121 ante unos Warriors a los que mantuvieron perfectamente a raya más de medio partido y que les superaron en un final sin ideas y con demasiada soledad alrededor de LeBron James y Anthony Davis, que sumaron 67 puntos. 

Los nuevos Lakers, comandados por un Russell Westbrook pasado de vueltas (4/13 en tiros, cuatro pérdidas, -23, una técnica), chocaron con lo que por momentos parecieron retazos de los viejos Warriors, los de los tres campeonatos y las cinco finales. Y sin Klay Thompson y James Wiseman, todavía no disponibles. Los secundarios salieron para que ni un Curry sideral hiciera falta, sabiendo dañar a los angelinos en los diversos puntos en los que iban fallando. Un trabajo colectivo lleva a San Francisco la primera victoria del año. 

A nadie se le podía negar el espectáculo. Estos dos equipos habían protagonizado unos meses antes una eliminatoria muy atractiva y se esperaba algo parecido, para lo que los jugadores se pusieron manos a la obra y lograron agradar. Muchos puntos, mucho acierto, público remando a favor, jugadas de calidad... Pero un conjunto tan veterano como los Lakers, que han envejecido la plantilla para ganar una experiencia que se note en la pista en partidos importantes, no debería dejar vivir a jugadores a los que puede matar, figuradamente hablando, y van dos ejemplos de este partido: Juan Toscano-Anderson entró entre frío y congelado, con tres o cuatro errores de bulto, y fue ganando confianza mientras le dejaban; Jordan Poole, un caso más acusado, empezó como titular y sin acertar ni una y terminó siendo totalmente decisivo para remontar la desventaja y cerrar el partido por delante. Concediendo oportunidades a un cuadro tan bien trabajado no se va ni a la vuelta de la esquina. 

Los equipos demostraron acierto en la primera parte. Los Lakers llegaron a mantenerse sostenidamente en el 60% durante muchos minutos. Un parcial de 13-2 estiró el primer cuarto para los locales, pero no hubo más que LeBron James y Anthony Davis. Y las metían de todos los colores: el alero, sacando faltas, con tiros en contacto, en el poste bajo; el pívot, cazando balones colgados o por alto, ganando la posición debajo del aro, acertando con los tiros lejanos. Con Carmelo no funcionó Westbrook, con Rondo tampoco funcionó Westbrook y los minutos del nuevo base de los Lakers en la cancha empezaban a pesar, por eso los de Kerr pudieron llegar con aire al segundo periodo. La labor sabia de Iguodala y un par de canastas de orgullo de Wiggins mantenían el marcador a raya hasta que Anthony, con uno de los tiros que sí debe asumir, puso el +6 antes del descanso. 

Empezaron a aportar los interiores de los Warriors, algo que no se puede copiar si hablamos de Jordan o Howard, y Poole cogió las riendas en una jornada en la que Curry no tuvo el día, como él mismo aseguró al terminar, pese a firmar el octavo triple-doble de su carrera. Ojo con este Poole, que el entrenador no le da confianza porque sí. Entre él y Lee se adueñaron del control del ritmo a partir del tercer cuarto y fueron llevando a su terreno un partido en el que James y Davis ya estaban para salvar los muebles, que lo hacían con bastante tino, pero no para seguir con la iniciativa. 

Al cóctel que estaba agitando el cuerpo técnico de Golden State se unió un ingrediente quizá inesperado. Nemanja Bjelica fue aquel que mataba con Serbia y se empleó a fondo, machetazo a LeBron incluido, para sacar tiros adelante en jugadas que se habían embarullado. El aporte en defensa también fue de nivel y supo ser pegamento para una rotación de once jugadores en la que nueve funcionaron. El juego combinativo, el de las grandes ocasiones, fue un soplo de aire que hizo a los Warriors tomar el último impulso para ganar este partido hecho carrera. Endosando 38 puntos en el cuarto decisivo a los Lakers en su propia casa y en el día de apertura es como se alza la voz en esta competición.