SELECCIÓN ESPAÑOLA (F)

El verano más exigente

Tras el varapalo del Eurobasket, la Selección femenina activó su sueño olímpico. Casi tres meses de concentración para un equipo que no quiere cerrar el verano con las manos vacías.

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El verano más exigente
Alberto Nevado FEB

La Selección femenina tiene una segunda bala en la recámara para no cerrar su primer verano sin medallas en mucho tiempo. Tras el varapalo del Eurobasket de Valencia ha activado su sueño olímpico. “Pocas veces puedes resarcirte de un golpe tan duro en tan poco tiempo”, confiesa Lucas Mondelo, seleccionador español. La pandemia y el aplazamiento de los Juegos a 2021 han provocado que España tenga su segundo torneo oficial en cinco semanas y que el próximo 8 de agosto cierre una concentración que va a durar casi tres meses. “Es ilusionante, pero a la vez exigente”, reconoce Jordi Aragonés, preparador físico de la Selección desde 2012.

España se concentró el 15 de mayo en Madrid. Las jugadoras de Valencia Basket (Cristina Ouviña, Queralt Casas, Laura Gil y Raquel Carrera) y Perfumerías Avenida (Silvia Domínguez, Maite Cazorla y Leo Rodríguez) tuvieron sólo ocho días de descanso tras la finalización de la LF Endesa, mientras que otras habían acabado bastante antes la competición... o seguían en marcha, como Astou Ndour, que se incorporó más tarde porque estaba disputando la WNBA con Chicago Sky. “Siempre procuramos que lleguen todas a un nivel parecido”, explica Aragonés. “Intentamos individualizar cada caso para que Lucas, cuando se inicia la concentración, pueda disponer de las jugadoras en un estado de forma similar”.

Aragonés, que comenzó a trabajar en el baloncesto femenino en 1999, reconoce que se nota mucho la profesionalización porque todas llegan con los deberes hechos. “Hoy en día son muy conscientes de que tienen que trabajar, que no pueden estar paradas. Cuando estaba en Extrugasa algunas jugadoras llegaban a la pretemporada después de pasarse cuatro meses paradas. Ahora, en cambio, casi todas tienen un preparador físico personal o si no, hacen el trabajo que les mandas. Saben lo que está en juego”.

A pesar de la desilusión del Europeo, donde España cayó en cuartos ante Serbia y dijo adiós al Mundial del próximo año en Australia, el campeonato le ha dado a la Selección “una base física y técnico-táctica para seguir en los Juegos”. El equipo pagó la incertidumbre y la ansiedad generada por los positivos de Alba Torrens y Tamara Abalde a seis días del inicio del Eurobasket. “Nos afectó la tensión, el miedo. Intentamos que las jugadoras tuvieran un trabajo físico en las habitaciones, cuando no pudimos entrenar porque había peligro de brote, pero podían hacer más bien poco. Incluso de esa tensión, alguna tenía pesadez de piernas. Fue difícil”, recuerda Aragonés.

Otro problema añadido en la planificación del trabajo es que las jugadoras tampoco tienen siempre el mismo calendario. Los Europeos se disputan recién terminado el curso, a mediados de junio, mientras que el Mundial es a finales de septiembre. “Prefiero las fechas del Europeo, a lo mejor una semana después sería lo ideal, para que alguna jugadora tuviera más descanso. Lo de los Mundiales es un poco más complicado. Te toca empezar la pretemporada con ellas en agosto. Y después del Mundial, ya no tienen tiempo para nada más”.

La Selección, que sólo tuvo unos días de descanso (y para limpiar la mente, como reconocía Leo Rodríguez) tras el Eurobasket de Valencia, se reunió de nuevo el 5 de julio en Málaga. Doble enfrentamiento ante Francia, trabajo en Madrid y rumbo a Tokio. La última parada del verano más exigente.