NBA | SUNS 104 - CLIPPERS 103 (2-0)

Locura total: Ayton resuelve un final de infarto y pone el 2-0

Paul George falló dos tiros libres para cerrar el partido y Ayton aprovechó un pase de Crowder para resolver un final marcado por la locura y el Instant Replay.

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Hay cosas que simplemente pasan, sin que se tenga que buscar mayor explicación. Y lo ocurrido esta noche en Arizona es para, como mínimo, frotarse los ojos y verlo en bucle una y otra vez. Eso sí, con una ventaja de hacerlo en diferido: pasar los eternizados parones provocados por el Instant Replay, esa televisión que utilizan los árbitros para discernir hacia qué lado se inclina la balanza. El partido, de inicio a fin, duró más de tres horas; los últimos cinco minutos, más de 30. Y el último se hizo eterno para todo aquel que estuviera viendo el encuentro, libre de modorra por los nervios pero asqueado por no conocer ya el final. Esto no es, ojo, una crítica a la tecnología en el deporte... pero revisar cada una de las últimas jugadas del encuentro puede provocar un sopor solo comparable con la emoción que hay en cada partido de playoffs, un duelo encarnizado, una lucha contra uno mismo y contra el rival. En fin, lo más grande del deporte en 48 minutos. O en uno y medio, que en total han durado 33, con las mismas entrevistas (5) que tiros de campo en ese periodo.

Empecemos por el final. Con 93-90 en el marcador para los Suns y apenas tres minutos para la conclusión del encuentro, Jae Crowder atrapaba un rebote, pero veía como, rápidamente, las manos de Paul George llegaban al balón. Los árbitros concedieron tiempo muerto al jugador local considerando que lo había solicitado antes de la acción de su rival. Un dato sin más que se aleja levemente del final del encuentro, pero que ejemplifica una cosa: el arbitraje casero. Casi todas las revisiones del Instant Replay dieron la razón a los Clippers, y casi todas las señalizaciones previas iban para los Suns, incluida una muy obvia al final que ahora contaremos. Adelantando, eso sí, que ni Phoenix ganó por los árbitros, ni los Clippers perdieron por su culpa.

Antes del infarto, ramalazos de talento en un final cuya duración fue inversamente proporcional a la cantidad de anillos (ninguno) con los que cuentan los dos equipos de las finales del Oeste. De hecho, solamente los finalistas del Este, Bucks y Hawks, cuentan con algún anillo (y es uno). En ambos casos, muy atrás en el tiempo (1971 y 1957, respectivamente); en el segundo, cuando la franquicia aún se ubicaba en St. Louis. Un minipunto para una NBA que siempre lucha por la igualdad entre los equipos, pero que se ha encontrado muchas sorpresas en forma de lesiones por obra y gracia del calendario condensado (del que tienen responsabilidad) y el coronavirus (ahí no tanta). Volviendo a Arizona, los Clippers resistieron como lo habían hecho durante todo el partido, con un ejercicio de resiliencia envidiable, hasta que pasaron del 100-97 al 100-101, merced a cuatro puntos consecutivos de un Paul George primero errático, brillante después... y con dos fallos desde la personal imperdonables al final.

La locura

La secuencia final fue de auténtica locura: tiempo muerto de Monty Williams, canasta en suspensión de Devin Booker, que finalizó con 20 puntos y 5 asistencias, pero 5 de 16 en tiros de campo, 5 faltas cometidas y 7 pérdidas. Tiempo muerto de Tyronn Lue y tiro en suspensión de Paul George, que lo hizo con 26+6+6, pero 1 de 8 en triples. Una oda a la media distancia por dos jugadores, uno criado en el baloncesto de antes (George) y uno que lo ha hecho en el de ahora, pero le gusta lo que había antes. Tras eso, el Instant Replay confirmó la séptima pérdida de Booker por culpa de un Beverley que no paró de hablar en todo el partido y que tiene un homólogo perfecto en el otro lado, un Jae Crowder que le hace la competencia en lo referente a cansinear a tus rivales. Tras eso, Paul George iba a la línea para confirmar la victoria y asegurar al menos la prórroga, pero falló los dos tiros libres. Le pudo la presión al alero, que anotó 34 puntos en el primero partido, amagó con ser el héroe en el segundo, pero naufragó al final. Y ahí, y no en el arbitraje, estuvo la clave.

Eso sí, pasaron más cosas. Mikal Bridges falló desde la esquina, pero la posesión fue para los Suns, Instan Replay (cómo no) mediante. Y con 0,9 segundos para el final, Crowder se la ponía arriba a Ayton y éste machacaba mientras sonaba la bocina. Zubac no llegó, pero por algún que otro motivo: dos agarrones primero de Ayton y un bloqueo en movimiendo desvergonzante de Booker permitieron que llegara hasta la canasta. Dos faltas en ataque que jamás se van a pitar en playoffs, y menos al equipo de casa. Y que no ensombrecen, eso sí, el asombroso partido de Ayton, otro más: 24 puntos (12 en el primer cuarto), 14 rebotes y 12 de 15 en tiros de campo. El mejor del partido junto a Cameron Payne, que se fue a 29 tantos y 9 asistencias. Y todo con rumores cada vez más crecientes de que Chris Paul volverá en el tercer asalto, ya con todos los protocolos del coronavirus superados.

Todavía les sobraron 0,7 segundos a los Clippers, algo que los árbitros concedieron tras revisar (otra vez) el Instant Replay. Sin tiempos muertos para un Tyronn Lue que sacó lo mejor de gente como Reggie Jackson (19 puntos y 5 rebotes), la misión era prácticamente imposible, encima sacando desde su propio campo. Y con todo eso, los angelinos están, para variar, con 2-0 en contra. Pero sin un Kawhi Leonard que no parece que vaya a volver y con una derrota muy dolorosa fraguada por una grada candente, un ambiente de presión extraordinario, un rival poderoso y un arbitraje casero. Y sobre todo, por dos tiros libres fallados por un Paul George que, si quiere tocar la gloria, no puede fallarlos. Eso sí, estos son los playoffs. Toca olvidarse y afrontar el tercer asalto. Los Suns se acercan a las Finales. Los Clippers se alejan. Pero el final, nadie se lo sabe. Eso es lo bueno.