NBA | JAZZ 111 - CLIPPERS 119 (2-3)

En el nombre de Kawhi Leonard

Épica victoria de los Clippers en Salt Lake City. Partidazo de Paul George y la primera final de Conferencia, muy a tiro. Los Jazz, desastrosos y con Donovan Mitchell claramente lesionado.

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En el nombre de Kawhi Leonard
George Frey EFE

En los últimos tres partidos de estos playoffs 2021, una guerra de atrición marcada por las lesiones y el espíritu de supervivencia, los Nets (en cuadro) ganaron de manera imposible a los Bucks, los Hawks remontaron un partido que no podían remontar a los Sixers… y los Clippers ganaron en Salt Lake City Sin Kawhi Leonard (111-119). Como para apostar. Horas después de recibir el mazazo de la baja de Kawhi, en un goteo de malas noticias cada una peor que la anterior (baja para el quinto partido, baja en principio para toda la serie, posible problema de ligamento…), los Clippers demostraron espíritu guerrero, corazón, alma de ganadores y botas de combate. Lo que tantas veces les ha faltado en su historia. Y están a una victoria de su primera final de Conferencia. El año pasado ganaban 3-1 a los Nuggets, y desde ahí ya no avanzaron. Esta vez es un 2-3 con dos opciones, la primera mañana en el Staples (04:00). Todo de cara, pero sin Kawhi y en el terreno en el que tantas veces suelen patinar… ¿cuánta eliminatoria queda?

Pues, en gran parte, la que puedan o no puedan rescatar los Jazz, que tienen que nadar en medio de un naufragio, el territorio más delicado en playoffs, y salvar los muebles en L.A. Solo entonces podrán agarrarse al séptimo partido con un factor cancha que regalaron en el quinto, con una actuación lamentable en la tercera derrota seguida tras colocarse con 2-0. Los fantasmas de los Jazz no son como los de los Clippers, porque no hay equipo con un armario tan aterrador como el de los angelinos. Pero cuidado: ninguna final de Conferencia desde 2007 y el 3-1 que (como los Clippers pero una ronda antes) se dejaron remontar en 2020 por los Nuggets. Y el mejor balance de la NBA 2020-21 (52-20) a un paso de irse al garete. Todo el mundo tiene fantasmas, la cuestión es cómo se enfrenta cada uno a ellos.

Y los Clippers han elegido ser el forajido, el malo de la película que nunca termina de morir. Le remontaron un 0-2 y un 2-3 a los Mavericks después de perder tres partidos seguidos en su pista. Y ahora le han ganado tres consecutivos a los Jazz. Es, en efecto, una guerra de atrición, de el último en pie sobrevive: los Clippers están sin Kawhi Leonard y sin Serge Ibaka. En teoría, vendidos. Los Jazz juegan sin Mike Conley, cuya ausencia tiene ya una sombra alargídisima, y Donovan Mitchell está lesionado. Visiblemente: su tobillo no da para mucho y se mueve en absolutos mínimos. Necesita a los demás, y los demás no están.

Los Clippers, mientras, llegarán sin Kawhi hasta donde lleguen, pero no se van a rendir: a Ty Lue se le critica en cuanto asoma la ocasión pero tiene una facilidad plausible para evolucionar durante las rondas de playoffs y pasar de hacer cosas extrañas y poco funcionales a básicas y efectivas. El anti Budenholzer. Está abrasando a los Jazz con el músculo y los cambios defensivos de sus quintetos ultra pequeños. Esta dictando el ritmo, ganando posesiones, generando oportunidades. Y sus jugadores están enseñando unos colmillos que muchos querían limar antes de tiempo. Paul George, otro habitualmente zarandeado por la opinión pública, remató con un partido memorable unos playoffs magníficos: acabó con 37 puntos, 16 rebotes y 5 asistencias. Mantuvo a su equipo en el ajo en la primera parte (22 puntos en lo que era un 65-60) y apareció en los últimos minutos, con el partido en una olla a presión. Un jugador extraordinario en un momento de forma extraordinario. Y bien acompañado por un ejército de malditos: Batum, Morris (25 puntos, esencial), un guerrero emocionante como Terance Mann y Reggie Jackson, que está haciendo casi todo lo que no había hecho en su carrera. Sobre todo meter triples. Y jugar muy bien bajo presión: 10 puntos para salvar a su equipo en el último cuarto, con canastones cuando más apretaban los Jazz, y 22 en total tras un inicio discreto. Y 2-3. ¿Ver para creer? Quizá no tanto…

Porque los Jazz están mal. Muy mal. La baja de Conley dinamita la creación de juego con Mitchell tocado. Muy tocado: lo intentó por talento en el último cuarto pero, con el tobillo hecho polvo, no puede buscar el aro ni partir una defensa rival que sabe además cómo taparle las vías. Acabó con 21+5+5 pero sin rastro del jugador selvático del arranque de playoffs (4/14 en triples, casi su única arma). Bogdanovic (32 puntos, 9/17 en triples) y Clarkson (15 y 4/9) fueron de mucho (23 puntos entre los dos en el primer cuarto) a muy poco, Ingles estuvo irregular y falló tiros decisivos, el banquillo sigue siendo un drama, O’Neal enseña todo lo malo que esconde en regular season y sobre Rudy Gobert se ciernen nubes de tormenta. El pívot acabó con 17 puntos y 10 rebotes, y en el peor momento del tercer cuarto sostuvo a su equipo a base de rebotes de ataque. Pero está a unos días, tal vez, de que vuelvan los debates sobre su valor real en playoffs, sean esta vez más o menos justos. En los últimos minutos perdió buenas ocasiones de rematar (sobre en un mate tremendo que le hizo Mann) lo que había sido un esfuerzo notable en la segunda parte, en la que trató de mantener a flote a su equipo.

Quin Snyder también parece paralizado. Da la sensación de que el órdago de Lue le ha pillado con ideas… pero sin mimbres. Sin Conley y con Mitchell rebajado, el plan de agonía de los Clippers está funcionando. Pero, más allá, los Jazz tuvieron muy poca actitud defensiva hasta el último cuarto. Salieron con un increíble 12/17 en triples que era 17/30 al descanso. Los Clippers anotaban mucho también pero los locales debieron pensar que era cuestión de tiempo que Paul George se quedara del todo solo y el ritmo del partido les llevara por inercia a la victoria. Así que no hicieron los deberes y lo fiaron todo a un tiro exterior que los abandonó: en la segunda parte fallaron trece triples seguidos, muchos liberados, y firmaron un 8/22 mientras los Clippers anotaban los suyos encontrando excelentes posiciones de tiro. El cazador, cazado. Dell 56-46 en el ecuador del segundo cuarto a un 74-83 mediado el tercero, cerrado en 18-32 y con minutos lamentables de los Jazz. Después, tuvieron espacio y tiempo para ganar, pero los Clippers devolvieron cada golpe: de 89-92 a 90-100, de 97-100 a 97-105… Los angelinos  sobrevivieron, y hubo una gran dosis de justicia en ello.

Mañana en L.A. los Jazz pueden tirar por tierra una temporada que estaba siendo brillante en una serie que se había puesto totalmente de cara con la lesión de Kawhi. Necesitan un buen partido, solo uno, para regresar a casa y jugar un séptimo a pura agonía, a golpes con los puños desnudos. Tienen que nadar en el naufragio y voltear una serie que ahora mismo pertenece a Lue, Paul George y estos Clippers que nunca se rinden. Tienen que reunir ánimo, espíritu y memoria: volver a se el equipo que pueden ser. Porque, ahora sí, el tiempo se acaba.