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"Nunca he estado tan borracho como para rechazar 45 millones"

Barkley tiene claro que no haría lo que parece que se propone Chris Paul, que se plantea rechazar su altísima player option con los Suns para buscar otras opciones de mercado.

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"Nunca he estado tan borracho como para rechazar 45 millones"
Mark J. Rebilas USA TODAY Sports

Charles Barkley, eran otros tiempos, ganó en su carrera, si se miden solo sus contratos deportivos, 40,6 millones de dólares. Jugó 14 temporadas en la NBA, entre Philadelphia 76ers (1984-1992), Phoenix Suns (1992-1996) y Houston Rockets (1996-2000). Miembro (número 5) del mítico draft de 1984 (Michael Jordan, Hakeem Olajuwon, John Stockton…) le faltó, ya se sabe, el anillo de campeón. A cambio, fue uno de los puntales del Dream Team, el inolvidable equipo de EE UU en Barcelona 92, y MVP de la NBA en 1993, el año en el que como líder de los Suns retó a Michael Jordan y sus Bulls en unas Finales tremendas (2-4) que acabó inclinando un Jordan prodigioso: 41 puntos, 8,5 rebotes y 6,3 asistencias por noche con 50% en tiros de campo.

Barkley, considerado uno de los mejores ala-pívots de la historia, promedió en la NBA 22,1 puntos, 11,7 rebotes y 3,9 asistencias. Y su techo de salario en una sola temporada fue de 9 millones de dólares. Quizá por eso, al Gordo le llama especialmente la atención que ahora Chris Paul se esté planteando renunciar a una player option de 44,2 millones de dólares (con los Suns, su exequipo) para firmar otro contrato más largo y por más dinero total garantizado. Según el periodista Chris Mannix, Paul podría estar buscando un acuerdo de unos 60 millones por tres temporadas. Eric Pincus apuntaba a unas cifras más cercanas a los 100 millones para ubicar la pretensión real del base.

Paul acaba de cumplir 36 años, pero está jugando a un nivel superlativo en su primera temporada en Arizona, en la que tiene a los Suns (junto al movimiento joven: Devin Booker, DeAndre Ayton, Mikal Bridges, Cam Johnson…) como uno de los grandes favoritos al título en sus primeros playoffs tras una década de ausencia. Los Rockets le firmaron un contrato de cuatro años y 160 millones en julio de 2018 que pronto consideraron tóxico. Paul, mientras, ha jugado a un nivel superlativo tanto en los Thunder como en los Suns tras su fea salida de Texas.

“Ya sabéis que me gusta beber… pero nunca he estado tan borracho como para rechazar 45 millones de dólares”, dijo Barkley en una atención a medios a través de Zoom. “Ni en mis momentos de mayor estupor etílico se me ocurriría. Va a ganar 45 millones. No sé cómo de borracho tendría que estar para pensar ‘bah, no necesito 45 millones, estoy bien como estoy’”.

Hasta el 6 de agosto no se abrirá la agencia libre, y Paul ha dejado claro que los rumores sobre su futuro se quedan fuera del vestuario y que son cualquier cosa menos una distracción para un equipo que sueña con el título tras eliminar al campeón, los mermados Lakers. Barkley, que sigue viviendo en Arizona, está feliz, por ahora, de ver a su exequipo en esa pelea: “Es por esta gente que llena las gradas que sigo viviendo en Phoenix. Cuando me traspasaron desde Philadelphia no sabía qué me iba a encontrar, y me recibieron con los brazos abiertos. Podría vivir en cualquier parte del mundo, donde quisiera, pero sigo aquí, en Scottsdale, por eso. Aquí vive la gente más increíble. La energía que tenían cuando yo jugaba era algo muy grande. Es genial volver a ver baloncesto del bueno aquí. Me alegro por los aficionados, se lo merecen después de lo mal que habían ido las cosas los últimos años”.