LO MÁS CURIOSO DE LA NBA

Increíble pero cierto: Shaquille O'Neal pudo ser portero de fútbol

Un joven O'Neal de 13 años, aún desconocido para el 99% del baloncesto americano, fue tentado por el deporte rey en el instituto de la base militar donde vivía con sus padres.

0
Increíble pero cierto: Shaquille O'Neal pudo ser portero de fútbol
Andrew D. Bernstein DIARIO AS

La historia de cómo Shaquille O'Neal acabó jugando en la Universidad Estatal de Luisiana es una de las más curiosas, imposibles e irrepetibles en la historia del baloncesto estadounidense. The Athletic la ha recuperado en un extenso artículo en el que cuentan toda la carrera del joven pívot antes de llegar a la NBA en 1992. Todo se remonta a 1985, a la base militar estadounidense de Wildflecken, en Alemania. Allí vivía Shaquille, entonces de 13 años, junto a su madre y su padrastro, el sargento Philip Harrison, por quien cruzaron todos el charco un año antes.

Allí llegó Dale Brown, entonces entrenador de los Tigres de Luisiana. Con fama y maneras controvertidas (la NCAA le llegó a investigar), su punto fuerte era  su verbo. "Dale no era un entrenador. A ver, era un gran entrenador, pero sobre todo era un predicador", llegaron a decir de él. Con esa capacidad motivacional el ejército le reclutó el verano del 85 para que viajase a Europa en un tour en el que pararía por varias bases militares para hablar a los soldados de liderazgo y de cómo trabajar en equipo. La última parada era en Wildflecken. Al acabar el discurso notó como una mano le tocaba la espalda. Cuando se dio la vuelta empezó a mirar de arriba a abajo (más arriba que abajo) a un hombre enorme. O'Neal, algo nervioso, le pidió si podía darle algunos trucos con los mejorar su fuerza en el tren inferior y su capacidad de salto. "¿Qué rango tienes, soldado?", le preguntó Brown. "Tengo 13 años", le respondió, a lo que el entrenador, con evidente interés, le dijo si estaba su padre por allí cerca.

Desde entonces, con Brown y con otros miembros del cuerpo técnico de LSU intercambió el pívot llamadas telefónicas y cartas. Desde Estados Unidos llegaban recomendaciones de entrenamientos y desde Alemania regresaban informes sobre sus progresos de juego y también físicos. Aquel primer encuentro y la comunicación posterior es impensable en el mundo hiperconectado actual, en el que un joven proyecto de jugador como era Shaquille O'Neal tendría miles de vídeos en internet. Imagínense lo que sería ver a un chaval de 13 años que mide 1,95. Al menos eso es lo que contó AP tres años después del encuentro en la base alemana, la primera vez que un medio hacía referencia a aquel momento que cambiaría la historia del baloncesto. Pero como toda buena historia, se fue haciendo más grande ella sola. En 1991, un artículo de Sports Ilustrated aumentaba la altura a 2,01. En su año de rookie, en 1993, todos hablaban de que en Alemania ya medía 2,07. Y el propio jugador, en un podcast en 2020, recordó la anécdota contando que ya alcanzaba los 2 metros y 10 centímetros.

Son cifras que forman parte de la leyenda y que seguramente nunca se llegue a saber cuál es la correcta. Lo que es seguro es que quien le veía quedaba impresionado con su sola presencia. No en vano, y esto sí que está comprobado, con 15 años calzaba un 52 (es el jugador con el pie más grande de la historia que se tenga constancia, llevó puesto un 58). Lo de la talla 52 fue de regreso a EE UU. A su padre le trasladaron al Fuerte Sam Houston de San Antonio, donde siguió con sus estudios secundarios en el instituto de la base militar. Fue allí, en la temporada 1987-88, donde pudo cambiar todo. Y es que en Alemania, debido a sus problemas de coordinación a la hora de moverse en la pista, le recomendaron que abandonara el deporte de la canasta para pasarse al fútbol. La idea es que se hiciese portero. Esa propuesta estuvo encima de la mesa a su llegada a San Antonio, cuando el programa deportivo del instituto deliberó cuidadosamente qué hacer con aquel chaval que ya medía 2,10 y pesaba unos 104 kilos.

"Era demasiado atlético. Pensé que podíamos tener algo importante entre manos", explicaba años después Dave Medura, entrenador del equipo de baloncesto del instituto que apostó por Shaquille. El tiempo, evidentemente le acabó dando la razón. Lo que tenían entre manos era uno de los mejores jugadores la historia. Y todo empezó en una base militar alemana gracias a un tour motivacional de un entrenador universitario.