REAL MADRID

El futuro del Madrid: dos bases estelares, torres gemelas...

La salida de Gabriel Deck y las llegadas de Pierriá Henry y Vincent Poirier dan una nueva perspectiva al equipo blanco de cara al futuro inmediato.

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El Real Madrid mira al futuro. Tampoco puede hacer otra cosa, dadas las circunstancias. Las salidas, primero de Facundo Campazzo y después de Gabriel Deck, unidas a la lesión de Anthony Randolph y la veteranía de una plantilla corta, han complicado una temporada que Pablo Laso ha salvado parcialmente con la clasificación a cuartos de final de la Euroliga. Parece complicado que el club blanco salga vivo del duelo ante el Efes y acceda a la Final Four; también que pueda batir al Barça en la Liga Endesa. Por eso, la intención es preparar el próximo curso baloncestístico y reforzar un equipo del que se saben cada vez más cosas y que tiene una pinta extraordinaria para la 2021-22, cuando se junten las nuevas piezas con las viejas y se limen las carencias a las que el equipo se ha enfrentado este curso, marcado por la pandemia y por las enormes dificultades que han tenido para meterse en el top 8 de la máxima competición continental, algo que consiguieron en la última jornada de la fase regular de la misma.

El buen trabajo de los técnicos y jugadores y la mano de Pablo Laso provocaron que los resultados fueran buenos durante la primera mitad de la temporada, imbatidos en el campeonato doméstico, con la Supercopa en el bolsillo y habiendo enderezado un inicio titubeante en la Euroliga. Sin embargo, la final de la Copa del Rey constató que el Madrid estaba por detrás del Barça. En los últimos años, la ristra de movimientos ha sido evidente: por Doncic vino Prepelic y luego Laprovittola, por el Facu nadie y por Jordan Mickey y el lesionado Randolph, Alex Tyus. A lo que hay que sumar que los veteranos lo son más: Reyes, tiene 41; Carroll, casi 38; Rudy, 36; Causeur y Llull llegan a los 33. Rudy también ha tenido problemas físicos este curso, que se perderá Anthony Randolph en su totalidad por culpa del talón de Aquiles. Y Llull ha estado fuera de juego durante varios partidos, también por problemas físicos.

Todo esto ha provocado que haya movimiento en los despachos y ya se conoce el futuro de varios jugadores. La primera bomba fue la de Thomas Heurtel, que salió del Barça por la puerta de atrás y está en el ASVEL sin poder jugar la Euroliga. Si todo va bien, la idea es que firme en el próximo mes de junio, cuando llegará también Pierriá Henry, base del Baskonia. Esto dejará al club blanco con dos playmakers estelares, de los más respetados de la Euroliga, y la gestión de quién será el principal, algo que correrá a cuenta de Pablo Laso. Saldrá seguro Nicolás Laprovittola tras una temporada de altibajos, por lo que habrá tres bases en el equipo: los dos mencionados y Carlos Alocén, que podrá seguir desarrollando su extraordinario potencial detrás de dos jugadores que tienen una gran reputación en el ámbito deportivo. Y una ligeramente más complicada en el vestuario. Nos referimos, en este caso, a Heurtel.

Las torres gemelas y la renovación de Laso

Donde más reforzado sale el Madrid es en el juego interior, y de forma inmediata. Al menos en la Liga Endesa, ya que Vincent Poirier no podrá disputar la Euroliga hasta el próximo curso. Con la llegada del pívot, que regresa a España tras haber probado suerte en la NBA, Pablo Laso soluciona uno de sus principales problemas este curso, el de encontrar un sustituto para Edy Tavares. Cuando el caboverdiano se sienta el Madrid lo nota en exceso, y con Poirier de suplente (podrán coincidir en pista, pero son dos pívots puros y si lo hacen, será en momentos muy concretos), la energía defensiva seguirá latente. Un gran defensor en el interior y con una buena capacidad intimidatoria, el último equipo de Poirier en España fue el Baskonia, de donde se marchó justo cuando llegaba, vaya, Pierriá Henry. Todo ello en 2019.

En el juego interior salen Felipe Reyes, que con 41 años hará efectiva una retirada postergada por la pandemia; también Alex Tyus, que hará breve su paso por el Madrid tras llegar como refuerzo después de la lesión de Randolph y no encontrar una regularidad en su juego, además de no contar con demasiado protagonismo en una rotación interior prácticamente monopolizada por Tavares. Por otro lado, la continuidad de Usman Garuba está en el aire y dependerá enteramente de su posición en el próximo draft de la NBA.

El proyecto incluirá a un alero, de momeno anónimo, para suplir la baja de Gabriel Deck, aunque el perfil perfecto es el de Nikola Kalinic, alguien que puede jugar de tres y de cuatro, como hacía el argentino. Y contará con los que tienen contrato en vigor: Rudy, Causeur, Taylor y Thompkins firmaron en su día hasta 2022; Randolph, hasta 2023 y Tavares, 2024. También es segura la continuidad de Sergio Llull. Y está aún en el aire la de Jaycee Carroll, que se ve con fuerzas para continuar una temporada más tras amagar con la retirada ya el año pasado; aún debe decidirse. También seguirá, cómo no, Tristan Vukcevic, la nueva perla blanca que dominó el Clásico con puño de hierro y mostró su candidatura de cara a los tiempos que están por venir. El que sí estará será Pablo Laso, que ha llegado a un acuerdo de renovación con el club y seguirá como entrenador del Real Madrid. Liderará la reconstrucción y el proyecto, uno con caras conocidas y algunos estrenos. El Real Madrid mira al futuro. Y lo hace con optimismo. Motivos para ello hay, claro.