En la noche del 26 de febrero de 2021 hay un entrenador ya con una larga carrera a sus espaldas que se ha llevado un alegrón aunque hayan sido circunstancias negativas las que le hayan llevado a ello. Se le ha dado una oportunidad muy grande. Sergio Scariolo, seleccionador nacional de España y asistente en los Raptors, ha podido dirigir un partido de la NBA desde el banquillo al estar ausente su responsable, Nick Nurse. Dentro de poco cumplirá 60 años y ahora se ve en pleno ascenso a las altas esferas de la mejor liga del mundo, a la que llegó hace tres años y en la que cada día tiene más peso gracias, por supuesto, a la repercusión que tiene siendo el míster de la Selección Española (campeona del mundo en la actualidad). 

Scariolo es uno de los ayudantes de Nurse en los Raptors y con la franquicia ya se ha proclamado campeón. En 2019, un año mágico en el que también ganó el Mundial con España, su popularidad se vio propulsada y es considerado uno de los asistentes de más valía de toda la NBA, aunque en Toronto tiene por delante a Adrian Griffin y, hasta hace unos días (cuando se fue a Minnesota para fichar por los Wolves como técnico principal), a Chris Finch.

Scariolo, nacido en Brescia, es orgullo del país por su trayectoria aunque mantenga su nacionalidad de nacimiento. Su aparición en el Real Madrid a principios de siglo, su enorme éxito con el Unicaja y una última etapa menos brillante en el Baskonia le han hecho de la casa. A la Selección la ha entrenado ya en dos etapas y la última renovación le llevará, al igual que a Lucas Mondelo con la femenina, a seguir como estandarte de la FEB hasta los Juegos Olímpicos de París 2024. Pero no es español de facto, algo que a la hora de categorizar los grandes logros es conveniente recordar. Su hijo Alessandro, que ha probado en Estados Unidos tras destacar en las categorías de formación de España, nace de su enlace con la legendaria jugadora internacional Blanca Ares, pero él, pese a tener fijada una de sus residencias en Marbella, sigue sin contar con la nacionalidad española.

Sergio batalla por convertirse en el primer técnico nacido en Italia que consigue un trabajo como entrenador-jefe en la NBA. Nada más, nada menos. Ettore Messina, de Catania, ha dirigido a los Spurs. Mike D'Antoni, nacionalizado italiano desde su etapa de jugador, ha sido técnico de varios equipos. Son los dos a los que Sergio puede mirar de tú a tú si en los próximos años tiene la opción de hacerse cargo de un equipo. El primer nacido en Europa fue Igor Kokoskov, de cultura estadounidense pero oriundo de Banastski Brestovac (Serbia), al dirigir a los Suns a partir de 2018.

Para España el mundo del pionero está cubierto con Kenny Atkinson, que jugó en el país en los 90 y consiguió el pasaporte tras casarse con una sevillana, pero no con nadie que sea nacido ahí. El que más cerca lo tiene es el badalonés Jordi Fernández, que ha seguido un camino parecido al de Kokoskov, marcharse pronto a EE.UU. y formarse allí para encauzar su camino hacia los banquillos de la NBA, y ya ha tenido entrevistas para ser primero de banquillo y estará en los próximos Juegos con Nigeria de la mano de Mike Brown. El nombre más importante que podría saltar a la aventura y con grandes posibilidades es Pablo Laso, recién renovado por el Real Madrid, que ya contó con interés de alguna franquicia en 2019 y que cuenta con su impresionante palmarés, su capacidad como formador, su estilo bien definido y, crucial, un buen manejo en inglés como principales cualidades. 

La penetración europea en la NBA no deja de crecer y España es más que los Gasol, los Hernangómez o Ricky Rubio. Esta temporada Sergi Oliva se ha incorporado al cuerpo técnico de los Jazz tras unos años como directivo de los Sixers, los Wizards cuentan con Daniel Medina al cargo de los servicios médicos, los Mavericks tienen al fisioterapeuta Manuel Valdivieso como hombre de confianza y figuras como Juanma Rodríguez, Antonio Maceiras o José Luis Galilea son o han sido ojeadores de diversas franquicias. El aumento de la cuota se corresponde con la importancia que ha cobrado el resto del mundo para Estados Unidos en términos de difusión de su cultura a través del baloncesto, por lo que la internacionalización de la NBA es una tendencia al alza y en ella la batalla del pionero también sale en los libros de Historia.