NBA | LAKERS 112 - PELICANS 95

Otra paliza sin forzar: los Lakers gobiernan la NBA a su antojo

El campeón deja que los Pelicans cojan hasta 14 puntos de ventaja antes de poner en marcha la trituradora. Cinco victorias seguidas y nueve en diez partidos para un súper equipo.

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Otra paliza sin forzar: los Lakers gobiernan la NBA a su antojo
ETIENNE LAURENT EFE

Los Celtics son una certeza a estas alturas, los Sixers una gran promesa, los Bucks un intento de ser (lo necesitan) algo más, los Clippers una amenaza incompleta pero obvia y los Nets un posible imperio que al que no se imaginan grises, será un blanco radiante o un negro abismal. Mientras todo eso se pone en orden, mientras se acomodan las jerarquías de una temporada en la que la pandemia condiciona casi todos los análisis, los Lakers marchan con un ritmo imperial. De campeón feliz, de favorito sin debates, de equipo sobrado. Ahora mismo, es así. Con una defensa que es la mejor de la NBA sin forzar, con pequeños tramos en los que devoran a los rivales, básicamente cómo y cuándo les apetece. Y con un ataque al que han añadido armas hasta darle una capacidad en cinco contra cinco que va mucho más allá de la del curso pasado. Y que ya no depende (no en tanto grado) de Anthony Davis y LeBron James, que siguen dosificando esfuerzos y minutos. Y los Lakers, sin subir marchas, están 11-3 después de haber empezado 2-2. Son ahora cinco victorias seguidas, nueve en diez partidos.

Los Pelicans (112-95 final) también cayeron por su propio peso en cuanto el campeón puso un poco de interés en el partido. Siguen sin ganar a los Lakers (0-5 ahora) desde el traspaso de Anthony Davis. No hay victoria simbólica contra la estrella fugada. No hay lucimiento para los ex (Ingram, Lonzo, Hart…) no hay grito al cielo de Zion Williamson contra LeBron James. Las narrativas que tanto se llevan ahora, cosas de las redes sociales, pasan a mejor vida cada vez que se enfrentan ambos equipos. Los angelinos no solo son mejores, también son un rival especialmente duro para los Pelicans por su músculo en las zonas y su capacidad para no dejar operar de forma cómoda a Zion y Brandon Ingram. En 4-7, tampoco parece el año del despegue de los de Louisiana, que se descuelgan en el Oeste y no terminan de encajar las piezas de un rompecabeza prometedor pero complicado. Stan Van Gundy se esfuerza en arreglar una defensa que la temporada pasada fue demasiado porosa. Mientras, el ataque es muy poco eficiente, con tramos laberínticos, pocos efectivos regulares y la sensación de que Ingram y Zion alternan buenas rachas en las que se desconectan mutuamente.

Los Pelicans se divirtieron durante unos minutos mientras los Lakers bostezaban: 7-14, 9-20, 14-28… hasta un 30-45 mediado el segundo cuarto al que siguió el primer golpe al despertador de los Lakers (41-45). En el tercer cuarto se pasó de un 67-70 a un 82-70 y en el último, de un 84-79 a un 108-83, parcial de 24-4 en algo más de seis minutos de un partido que se acabó en cuanto quiso el campeón. Un poco de defensa, un poco de circulación, un poco de LeBron James Davis y y aportación coral de los demás (Schroder, Caldwell-Pope, Kuzma, Harrell, Caruso…). Los Pelicans acabaron con 20 pérdidas, los Lakers con 11 robos y 31 asistencias. Los locales metieron seis triples más (15/37 por 9/29) y sumaron 15 puntos más (19-4) desde la línea de personal. No hay mucho que añadir: en cuanto los dio la gana, los Lakers tomaron 25 puntos de ventaja después de haber concedido un -14. Así de básico.

LeBron volvió a jugar menos de 31 minutos y acabó con 21 puntos, 8 rebotes y 11 asistencias. Davis no se ensañó con sus ex (17+6+5, 3 robos, 3 tapones…), Caldwell-Pope volvió a tener tramos fantásticos (16 puntos, 4/6 en triples), Harrell fue pura eficiencia (16 puntos, 8/10 en tiros), Kuzma puso trabajo sucio (11+13), Schröder electricidad y Caruso fue el mismo defensor pesado de siempre en una temporada en la que está enseñando un tiro en catch and shoot cada vez más peligroso (3/3 en triples esta vez, 9 puntos y 4 asistencias). Ahora mismo, es así de sencillo, los partidos de los Lakers se acaban en cuanto los Lakers quieren: 16,6 puntos de ventaja media en estos cinco triunfos seguidos, y eso con muuuuchos minutos de la basura. El campeón gobierna la NBA con puño de hierro. Ahora mismo, no hay más.