NBA | PRETEMPORADA 2020

Vuelve el sainete sobre el estado físico de Doncic: "Nunca he sido musculoso, ¿qué puedo decir?"

"Es cierto que no estoy en mi mejor estado físico", reconoce el esloveno, que acabó con 27 puntos en 29 minutos en la victoria de los Mavs en Milwaukee.

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Vuelve la pretemporada de la NBA y también el debate sobre el estado físico de Luka Doncic. Las acusaciones de que el esloveno está pasado de peso se multiplican y ya son incluso los periodistas los que preguntan sobre el tema a un jugador que, al margen de su condición actual, sigue produciendo en cada partido. En un segundo duelo ante los Bucks de Giannis se fue a 27 puntos en 29 minutos, y los Mavericks volvieron a ganar a uno de los contenders por un cómodo 112-128 que, todo hay que decirlo, de poco sirve en un preparatorio de cara a un curso baloncestístico que a buen seguro será radicalmente distinto a los encuentros que estamos viendo ahora. Doncic añadió a sus estadísticas 8 rebotes y 4 asistencias, y estuvo magistramente acompañado por Josh Richardson, que le complementó con otros 23 tantos. En total, 50 puntos entre ambos y segunda victoria para los texanos, que siguen probándose de cara al inicio oficial de la NBA.

Doncic fue preguntado a la conclusión del choque sobre su estado de forma, tras un sainete que se inició en su debut hacer un par de días (también con victoria ante los Bucks) y con fotos estudiadas minuciosamente para ver más peso del que debería tras la camiseta de los Mavericks. Sin embargo, Doncic no ha escondido que todavía no está cerca de su mejor forma física y ha asumido ante los micrófonos que nunca ha estado especialmente definido. "La gente en Twitter dice de todo, pero es cierto que no estoy en mi mejor forma. Llegaré seguro. Pero nunca he sido un tipo musculoso... ¿qué puedo decir?", aseguraba el esloveno sobre un tema que nunca le ha gustado especialmente y que no le interesa lo más mínimo. Y menos cuando apenas queda una semana para el inicio de una temporada que empieza el 22 de diciembre y en la que el equipo de Rick Carlisle tiene muchas expectativas puestas. 

Las declaraciones fueron lo más destacable de un choque en el que se vio una clara mejoría del esloveno respecto al primer partido (en el que se quedó en 13 puntos) y también, en menor medida, de un Antetokounmpo que ya destacó en el primer duelo y que se ha quedado en 24 puntos y 14 rebotes en el segundo. Los Bucks, en casa, cogieron ventaja en el segundo cuarto, en el que convirtieron 41 puntos ante la endeble defensa de los Mavs, pero se hundieron en los dos últimos con 36 y 33 tantos recibidos, demasiados para el equipo de Mike Budenholzer, en constantes rotaciones y con muchos intentos de probar cosas nuevas. La franquicia y prácticamente la ciudad entera sigue con su particular guerra, la de renovar a una estrella que no da pistas sobre su futuro y que mira a la agencia libre de 2021 igual que el resto de la NBA, pendiente al milímetro de sus movimientos y de la posible decisión que tome el griego, que ha visto como la plantilla ha sido reforzada pero quizá no tanto como a él le habría gustado. Sin olvidarnos de Bogdan Bogdanovic, claro.

De una forma u otra, Mavericks y Bucks afilan sus armas para una temporada en la que lucharán por objetivos muy distintos. Los texanos, a seguir progresando en una Conferencia Oeste que tendrá muchos contendientes y nuevos invitados a la lucha por los playoffs, como unos Warriors que el año pasado no contaron y una pelea por la zona intermedia que protagonizarán Pelicans, Suns, Kings y los siempre bien dirigidos Spurs. Pocos o ningún despiste se podrá permitir Luka Doncic y compañía si no quieren quedarse atrás de una batalla que será más una guerra y con derrotas que, con 10 partidos menos de regular season, pueden costar muy caras incluso con el play-in en el horizonte. Los Bucks, por su parte, están inmersos en otra contienda, una casi contra sí mismos y su última gran referencia, por los deseos de que Giannis siga con ellos y las dificultades para mantenerle. Así se tirarán hasta que decida, en un estado de nervios constante que puede trasladarse a la pista. Y que el jugador griego no de pistas, desde luego, no ayuda.