NBA | LAKERS 131 - BLAZERS 122 (4-1)

Davis y LeBron sacan adelante la serie ante los luchadores Blazers

79 puntos entre ambos, con triple-doble del de Akron, dejaron K.O. a unos Blazers sin Damian Lillard pero con un pundonor aplaudible.

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Un aplauso para Portland Trail Blazers es preceptivo. Sin Zach Collins, sin Nassir Little, sin Wenyen Gabriel, con las bajas ya conocidas antes de ir a la burbuja de Trevor Ariza, Caleb Swanigan y Rodney Hood y también con la lesión allí del MVP en tan mágico lugar, Damian Lillard. Y con varios tocados y un Hassan Whiteside que se tuvo que ir a vestuarios por un golpe en un dedo parecido al de Dame. Quizás no era suficiente dolor, porque viendo cómo afrontaron este quinto partido de la serie ante los Lakers cualquiera diría que su rotación obligada era de nueve jugadores. Un derroche de ganas, de pundonor y de orgullo hizo que este cierre de la primera ronda para ambos conjuntos fuera digno pese a que el resultado se podía adivinar

Los Lakers sólo han perdido un encuentro en esta serie y les volvió a pasar lo mismo que en ése: poca aportación fuera de las dos grandes estrellas, mucho tiro sencillo fallado y dificultades para defender a objetivos con facultades conocidas. Se vieron en muchísimos problemas para contener a McCollum, solo en la dirección, y un Melo en su mejor punto. Ojalá volvamos a ver, ya sanos, a los de Terry Stotts la próxima temporada, pero lo que toca ahora es el siguiente reto para unos Lakers que tiraron de 79 puntos de Davis (43) y LeBron (36) para que Portland no les pintara la cara. 

Gary Trent entró por Lillard en la alineación inicial de los de Oregón y Whiteside casi salió de ella. En realidad el peso de su puesto se lo llevó Anfernee Simons, que pudo darle a McCollum algo de lo que Lillard aporta con normalidad. Improvisación para no hacer el ridículo y ni mucho menos: una respuesta que puso en problemas a su contrario durante casi cuarenta minutos. Ni con Caruso ni con Green, buenos defensores exteriores, pudo el experimentado Frank Vogel parar a un C.J. McCollum que se quedó con el balón que no podía tocar Lillard, ya fuera de la burbuja para tratar su lesión con especialistas.

Los angelinos cogían diferencias pero quedaban neutralizadas y en un punto en el que los Blazers, con un golpe severo, podían revertir y darle la vuelta a todo. Los errores defensivos que son habituales en Portland se trasladaron casi por contagio a Los Ángeles, lo que favorecía el espectáculo de aro a aro y de punto a punto. 

McCollum (36+6+7) iba hacia dentro como un cuchillo, Nurkic (16+10+6+5) destrozaba a un Howard con puntos y con pasividad a partes iguales y algún buen tiro de Simons y Trent dejaba el plato fuerte para el último periodo. Los Blazers, sometidos a todo tipo de brujería, aguantaban también el 13-0 de parcial con el que los Lakers querían dar por cerrada la contienda en la tercera manga. LeBron sumaba a la chita callando, y eso que acabaría con un triple-doble, y el que más hacía sonar su juego era Anthony Davis, una bestia que dominaba dentro y fuera, arriba y abajo, pero de poco servía ante un hombre renacido esta temporada y que da un golpazo a los que pasaron de él: Carmelo Anthony (27 puntos), coartado incluso por su problema de faltas, puso su arsenal de 24 quilates a disposición de los espectadores y brilló con luz propia.

Davis, Davis y otra vez Davis presionó a Stotts para que tirara la toalla, cosa que ocurrió a sólo minuto y medio para el final. Un parcial de 14-3 sí fue definitivo para que los Trail Blazers claudicaran con el dominio de quien les ganó 131-122 este partido y 4-1 esta serie. 

Esto es una pequeña advertencia a los Lakers, que se han mostrado irregulares y deben mejorar si les llega en la siguiente empresa un equipo tan peligroso e impredecible como Houston Rockets. Davis y LeBron se han tenido que vestir de Shaquille O'Neal y Kobe Bryant, los últimos en haber sumado 35 puntos cada uno en un partido de postemporada (2002) jugando de púrpura y oro. Caruso, Green, McGee, Smith, Howard y Kuzma deben dar un paso al frente en las semifinales de conferencia, que ya se calientan también en la Conferencia Oeste.