NBA | SPURS 123 - 105 ROCKETS

Los Spurs aprovechan la siesta de los Rockets para seguir con vida

El equipo de Gregg Popovich gana sin despeinarse a unos Rockets sin James Harden ni interés en el partido. Y sigue (5-2 en la burbuja) con opciones de estar en playoffs.

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Los Spurs aprovechan la siesta de los Rockets para seguir con vida
Kim Klement USA TODAY Sports

Antes de comenzar los partidos en Florida, Gregg Popovich dijo que si alguien le hubiera dicho que iban a acabar 6-2 los partidos de fase regular, su reacción habría sido pedirle que pasara un test antidrogas. Los Spurs están 5-2 y acaban contra Utah Jazz. Llegan vivos después de superar a la versión de marca blanca de los Rockets (123-105), todavía con opciones de estar en los playoffs vía play in. Casi nadie contaba con ellos, o más bien casi nadie hablaba de ellos. Pero donde otros con más hype han salido escaldados (los Pelicans, principalmente) los Spurs han jugado al baloncesto. Serios, como juegan siempre. Cuando se les caía el talento de los bolsillos y también ahora, cuando no les sobra ni un gramo de él. Los Spurs siguen: si acaban en playoffs serán el primer equipo de la historia que lo logra 23 temporadas seguidas. Solo por eso, y por Popovich, y por el mérito de quien llega hasta donde puede, es difícil no desearles lo mejor.

Dicho esto, hay un fallo obvio de base en cómo se está resolviendo una (emocionante por clasificación, desde luego) lucha por ese último billete de playoffs en el Oeste. Cuatro equipos llegaron a esta jornada del martes en un partido de margen, y eso es estupendo. Pero se miden a rivales que ya no se juegan nada, que se manejan sin tensión y que reservan estrellas y titulares sin rubor. Una pelea bonita parece reducida a quién se encuentra con menos rivales con interés por ganar partidos antes del próximo lunes, cuando empiezan los playoffs. Y cuanto más duro parece el enemigo a priori, más opciones de que te mande a pista su versión B (por lo mismo: los playoffs empiezan el lunes). La pelea, apasionante (insisto) a priori, ha acabado aguada. El invento tenía un defecto de base.

Los Rockets, en esta línea de pensamiento, dejaron sin jugar a James Harden, Danuel House y Eric Gordon. Y los que saltaron a pista lo hicieron casi a entrenar, a meterse una sesión suave de cardio. Y a tirar muchos triples: al final, 14/48. El estilo de los Rockets, con muchos detractores ya de por sí, resulta insufrible sin tensión ni voluntad. Russell Westbrook, una turbina de energía constante, resulta un jugador inocuo sin interés por romper a sudar. La oportunidad era perfecta para los Spurs, y estos no fallaron: del 2-7 inicial al 66-49 al descanso, 98-78 después de tres parciales, 112-87 a mitad de último cuarto. Solo uno necesitaba ganar. Y, claro, ganó.

Los Spurs ganaron como han ganado casi todos su partidos en la burbuja: con quintetos pequeños, jugadores abiertos, circulación de balón, buenos tiros. Solo DeMar DeRozan (23 puntos) se permite alegrías con esos reversos a cuatro-seis metros del aro que mete siempre. Con Derrick White soportando problemas físicos, veteranos como Rudy Gay y Marco Belinelli y jóvenes como Lonnie Walker, Jakob Poeltl y Keldon Johnson (24 puntos: el rookie está creciendo a la vista de todos en Florida) alargan la vida de un equipo que es objetivamente peor (o debería serlo) que casi todos los que están en la misma pelea. Pero que sigue vivo. Y quiere más, aunque solo sea por esa camiseta, que obliga a jugar al baloncesto como hay que jugar. Sean cuales las circunstancias: la de San Antonio Spurs.