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Kareem: "El racismo en EE UU es como el polvo en el viento"

El mito escribe en plena convulsión social tras la muerte de George Floyd: “¿No entiendes las protestas? Lo que estás viendo es gente llevada al limite?”.

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Kareem: "El racismo en EE UU es como el polvo en el viento"
KEVORK DJANSEZIAN AFP

Kareem Abdul-Jabbar tiene 73 años. No solo es el máximo anotador de la historia de la NBA y seguramente el único jugador que puede discutirle realmente a Michael Jordan el trono de mejor de la historia, también tiene la Medalla Presidencial de la Libertad. La recibió de Barack Obama por su lucha por las causas sociales y contra la discriminación en Estados Unidos. Kareem, de hecho, fue un personaje polémico, muchas veces poco comprendido, con relaciones muy tensas en la sociedad y con la prensa y con episodios de desencuentros violentos con aficionados. Vivió tiempos difíciles y en 1968 dejó de ser Lew Alcindor para convertirse al Islam y adoptar el nombre de Kareem Abdul-Jabbar. En ese mismo verano no quiso acudir con la selección de Estados Unidos a los Juegos Olímpicos como forma de protesta por el trato discriminatorio que recibían afroamericanos en su país.

En los últimos años, Kareem es una voz habitual cada vez que hay que expresarse sobre causas sociales. Generalmente a través de la revista Time, aunque ahora ha elegido el principal diario de Los Ángeles, el L.A. Times, para escribir un artículo sobre las protestas que se extienden por todo Estados Unidos tras la muerte de George Floyd. Este es un extracto de la pieza de Kareem, titulada “¿No entiendes las protestas? Lo que estás viendo es gente llevada al limite?”. Habla Kareem Abdul-Jabbar:

“¿Cuál fue tu primera reacción cuando viste el vídeo del polícia blanco con su rodilla en el cuello de George Floyd mientras este mascullaba ‘no puedo respirar’? Si eres blanco, probablemente susurraste un horrorizado ‘oh, Dios mío’ mientras sacudías la cabeza ante una injusticia tan cruel. Si eres negro, seguramente te pusiste de pie, maldeciste, tal vez tiraste algo (seguro que quisiste tirar algo) y gritaste ‘¡no, @#$! Otra vez!’. Entonces te acuerdas de los dos vigilantes blancos que fueron acusados de matar a Ahmaud Arbery mientras este corría por su barrio en febrero, y de cómo se habrían librado si no hubiera habido una grabación en vídeo. Y de cómo esos policías de Minneapolis decían que Floyd se resistió al arresto pero las cámaras de una tienda demostraron que no era así. Y de cómo el policía con la rodilla en el cuello de Floyd no era un típico redneck furioso sino un agente de la ley que parecía tranquilo y sin atisbo de pena: la banalidad del mal encarnado.

O quizá pienses en esa Karen de Central Park que llamó al 911 diciendo que el hombre negro que le pidió que no llevara suelo a su perro la estaba amenazando. Al final, te acabas preguntando si no deberían ser todos los ciudadanos de raza negra los que llevarán cámaras en su cuerpo, no los policías.

Y, ¿qué piensas cuando ves a tantos jóvenes negros fuera de comisarías con los puños en alto? Si eres blanco pensarás que no están respetando la distancia social. Entonces verás los saqueos y las comisarías en llamas y pensarás que hacen un flaco favor a su causa. No te equivocas... pero tampoco tienes razón. La comunidad negra vive con el racismo institucional inherente en la educación, el sistema de justicia, el mercado laboral... Y aunque se hace todo lo que se puede por concienciar, la aguja apenas se mueve. Pero el COVID-19 ha dejado claras las consecuencias de todo esto mientras morimos a un ritmo mucho más alto que los blancos, somos los primeros que perdemos nuestros trabajos y vemos indefensos cómo los republicanos tratan de cambiar las normas para que no votemos. Parece que ha comenzado la temporada de caza de negros y el presidente Trump lo dejó claro cuando llamó matones a los manifestantes y dijo que se disparará a los saqueadores.

Sí, algunos se aprovechan de las protestas, igual que otros lo hacen cuando las masas celebrar el título de un equipo en una ciudad. No me gusta ver tiendas destrozadas y edificios ardiendo. Pero los afroamericanos llevan mucho tiempo viviendo en edificios ardiendo, ahogándose con el humo mientras las llamas se acercan cada vez más. El racismo en América es como polvo en el aire. No se ve, aunque te esté asfixiando, hasta que no dejas que entren los rayos de sol. Entonces entran y te ddas cuenta de que está por todas partes. Si conseguimos que brillen esas luces, tal vez podamos limpiarlo cuando se aposente.

Los manifestantes que veis en tiempos de Trump y el COVIS son personas llevadas al límite. No porque quieren que abran los bares o los salones de uñas sino porque quieren vivir. Quieren respirar”.