La última semana no ha sido fácil para Kevin Love. Después de la acción que protagonizó a pocos minutos para acabar el partido ante los Thunder todo se desencadenó. Aquel día y perdiendo los nervios se fue a por su compañero Collin Sexton, le quitó el balón de la mano y lo pasó al otro lado mostrando su impaciencia por cómo se estaba desarrollando la jugada y, en definitiva, el partido en general. El siguiente encuentro ante los Wolves no lo jugó por indisciplina. Y ante la posibilidad de que la franquicia le multase, esto fue lo que dijo: "Adelante, múltame, tengo mucho dinero".

Anoche Love volvió a enfundarse la camiseta de los Cavs en el partido ante los Pistons, recuperando su puesto en el quinteto titular y jugando 36 minutos. Volviendo a la normalidad. Pero claro, después del encuentro fue el centro de atención de la prensa, que quería saber su versión de los hechos de primera mano. El jugador cambió el paso y se mostró arrepentido por su actitud. "No actué como un hombre de 31 años, sino como un niño de 13. Ese no era yo", explicó.

Ya antes del famoso partido ante Oklahoma tuvo una discusión con el general manager de la franquicia, Koby Altman. Aunque según él la cosa no fue para tanto y la relación entre ambos no está mal. "Tuve una conversación con Koby. Vinimos a la pista y fue todo bien. No hubo altercado, no hubo gritos. Puedes preguntarle, eso es lo que pasó". Lo cierto es que los días de Love en Cleveland pueden estar contados. Desde la marcha de LeBron se convirtió en la pieza central de la franquicia sobre la que empezar la reconstrucción. Hasta el punto de que le renovaron por cuatro años y 120 millones. Pero las cosas no han ido como se esperaba y está sonando como uno de los traspasos más claros de aquí al 6 de febrero.