NBA | BLAZERS 116 - SUNS 122

Ricky acaba su año como un tiro en una victoria vital de los Suns

Gran remontada de los de Phoenix en Portland ante un rival directo por los playoffs. El español, clave en el último cuarto, acabó con 18 puntos y 13 asistencias.

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En Phoenix se pueden comer las uvas tranquilos. Después de una racha de derrotas tremenda en la que el equipo, que no acababa de jugar mal, amenazaba con tirar por el desagüe el buen trabajo de principio de curso, parecen haber reaccionado. Lo han hecho con dos victorias vitales, no sólo por el hecho de volver a la senda del triunfo, sino por los rivales ante los que han sido. Primero Sacramento y ahora Portland, dos de los equipos que están en ese grupo de aspirantes cada vez más amplio que quieren llevarse la última plaza de playoffs en el Oeste.

El partido comenzó fatal para los Suns, con una desventaja de 19 puntos al finalizar el primer cuarto (la máxima del partido), con Lillard enchufadísimo metiendo sus 5 triples (después fallaría los 7 siguientes), Whiteside mandando en las zonas (22 rebotes y 3 tapones, además de 16 puntos) y, en general, un nivel de juego al que no sabían como responder. Los tres siguientes cuartos fueron otro encuentro completamente distinto. Los Suns mostraron algo que parecía faltarles en todas esas derrotas que indicábamos antes: fortaleza mental. Porque la remontada no fue inmediata. Al descanso caían por 8, buen mordisco. Pero al final del tercero aún estaban 6 abajo. Aunque es una distancia totalmente recuperable en 12 minutos, el tercer parcial parecía haber igualado las fuerzas y amenazaba con fortalecer a los locales.

Ahí llegó el último y fue entonces cuando los Suns mostraron su mejor cara. Mezclaron su excelente juego en equipo con una sensación de experiencia que en realidad no tiene la mayoría de la plantilla. Supieron buscar los espacios que dejaba la defensa de los Blazers, combinando el juego por dentro y por fuera. Tan pronto sacaban el balón a un jugador liberado como buscaban las cosquillas con puertas atrás (y hubo varias). Ahí se vieron los mejores minutos de tres jugadores que en noches como la de ayer parece que hubiesen jugado juntos toda la vida. 

Devin Booker, Kelly Oubre Jr. y Ricky Rubio están formando una sociedad más que interesante que sólo puede ir a más con el paso de los meses. El primero es la estrella, eso está claro. 33+6+7 para él sin tirar un triple y con un 15/15 en tiros libres. El segundo es el escudero, el anotador alternativo que libera de presión defensiva a Booker. 29+5 y 3 robos con, en este caso sí, 7/10 en triples, incluido uno a falta de 45 segundos para sentenciar. Y el tercero es el cerebro que lo mueve todo. Ricky, ejerciendo de veterano en un vestuario muy joven, está jugando una de las mejores temporadas de su vida. Anoche acabó con 18 puntos, 5 rebotes y 13 asistencias, estadística en la que sigue segundo de la Liga. De hecho es el tercer jugador que más puntos ha fabricado entre lo que anota y lo que asiste de toda la Liga si miramos a los jugadores con más puntos por pases que por tiros suyos. Sólo le superan LeBron James y Ben Simmons.

Y además está tirando bastante bien casi todas las noches. En este caso fue un 7/13 en tiros de campo, 1/2 en triples y 3/3 en tiros libres. Y ojo, +21 con él en pista. El mejor del partido, lo que refleja la influencia que tuvo en la victoria de su equipo. Acaba un año 2019 inolvidable para el base español. Campeón del mundo, MVP del torneo, cambio de franquicia en la NBA (su tercera ya) en la que parece haber caído de pie y con la que aspira a reverdecer (muy) viejos laureles. Esperemos que el 2020 le vaya de la misma manera.