Estaba cantado después de que los Knicks encajaran dos derrotas seguidas por más de 35 puntos primera vez en una historia de ya 74 temporadas y más de 6.000 partidos: 132-88 ante los Bucks y 92-129 contra Denver Nuggets en un Madison en el que al público de la Gran Manzan le pinchan y no sangra: David Fizdale ha sido despedido y no seguirá en un banquillo que deja después de menos de una temporada y media y con el peor porcentaje de victorias de una franquicia a la deriva: 21-83, ligeramente por encima del 20%.

Ahora, y según la periodista Ramona Shelburne (la noticia del despido fue de Adrian Wojnarowski), los asistentes Mike Miller y Pat Sullivan pasan a ser candidatos para hacerse cargo de forma interina de un banquillo del que Fizdale ha sido sin ninguna gloria, donde tomó una situación casi insoportable pero tampoco aportó demasiadas soluciones: del 17-65 de la pasada temporada al 4-18 de la actual, en la que solo los malheridos Warriors (4-19) tienen peor balance en toda la NBA. Los neoyorquinos además son, de largo, el peor equipo por rating: -10,9 con la octava peor defensa y el peor ataque de toda la liga.

La prueba de que Fizdale, con todos sus errores, parece más otra víctima que un protagonista principal del desastre que son los Knicks es que el próximo entrenador será el número 13 en 18 años para un equipo que en ese tiempo ha ganado 9 partidos totales de playoffs. Por su parte, un entrenador que tampoco salió bien de los Grizzlies se va sin que ni siquiera se pueda evaluar del todo su trabajo, tal es el caos que le rodea. Pero con la sensación de que, o eso parece, no estaba haciendo el mejor trabajo posible con los jóvenes de la franquicia, la última esperanza toda vez que el pasado verano los Knicks recibieron un golpe mortal cuando Kyrie Irving y Kevin Durant eligieron los Nets para su reunión en la Gran Manzana.

El nuevo entrenador tendrá que intentar sacar lo mejor de RJ Barrett y Mitchell Robinson, dos jóvenes en el buen camino, pero también de un Kevin Knox perdido y de Frank Ntilikina, un base que no termina de romper y con el que los Knicks no han parecido saber qué hacer hasta ahora. Esta temporada, tras el 'no' de Kyrie y Durant y tras caer al número 3 del draft y quedarse también sin Zion Williamson, las expectativas eran bajas pero el equipo esperaba ser al menos competitivo, cosa no está logrando salvo en noches demasiado puntuales.