SUNS 121 - PELICANS 124

Los Pelicans ya huelen los playoffs con un Ingram decisivo

El alero sigue con su paso al frente (28+8+5) y fue clave en los últimos minutos. Los Suns, en los que no jugó Ricky, se desinflan.

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Partido muy divertido el que se jugó en Phoenix con dos de los equipos más entretenidos de ver de la Liga. Festival ofensivo con diez tipos (fuesen quienes fuesen) con un sólo objetivo: enchufar. Son el tercero (Pelicans) y el cuarto (Suns) más anotadores del Oeste y quinto y sexto de la Liga, respectivamente. En semejante avalancha anotadora se encontró J.J. Redick en su salsa. 26 puntos con un 10/14 en tiros de campo y un 5/8 desde la larga distancia. Tuvo momentos en los que parecía que iba a decidir el partido él solo. No fue así porque enfrente tiene un equipo que sigue jugando muy bien, aunque siga sin contar con Deandre Ayton por sanción y esta vez tampoco con Baynes ni Ricky. El español, por cierto, ya se ha perdido tres partidos.

Con todo y con eso los Suns siguen peleando casi todos los encuentros, el problema es que están empezando a no ganarlos. Llevan tres derrotas consecutivas y ya están en el 50% (7-7), octavos y con los Kings, que parecen haber despertado, pisándoles los talones. En Sacramento no son los únicos que se han levantado de la siesta. Los Pelicans llevan el camino contrario a los Suns y en Phoenix ganaron su tercer partido seguido. Lonzo Ball volvió a la acción tras faltar en los últimos seis duelos de su equipo. Lo hizo como suplente, jugando 19 minutos, metiendo 8 puntos (con malos porcentajes) y dando 5 asistencias. Lo cierto es que el grupo que han juntado en Nueva Orleans, con todos sus efectivos a tope, tiene aspecto de post temporada. Esta noche no jugaron, por poner algunos ejemplos, Derrick Favors, teórico pívot titular, ni Josh Hart, una de las primeras espadas del banquillo. Y siguen esperando el debut de Zion...

Entre tanto, y a pesar de un inicio de curso más que dubitativo, los que sí están han dado la vuelta por completo a la situación. Y muy especialmente hay que fijarse en Brandon Ingram, que está dando un paso al frente y cada vez se parece más a la estrella que prometían. Ante los Suns volvió a ser el mejor de su equipo (junto a un enorme Jrue, una vez más) con 28 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias. Y lo que es más importante, apareciendo en los minutos finales con el partido igualado, metiendo varias canastas decisivas. Algunas de ellas con un nivel de dificultad bastante alto. Está en sus topes históricos en puntos, rebotes, asistencias y en porcentajes desde todas las distancias. Incluso desde el triple, uno de sus puntos débiles y donde ahora tira a un 45% con más de 5 lanzamientos por partido. Y todo esto sin jugar más minutos que en los últimos dos años.