LIGA ACB | ESTUDIANTES 79- ANDORRA 87

El MoraBanc Andorra coge aire a costa de un errático Estudiantes

Los del Principado ganaron tras dos derrotas consecutivas. Bien Diagne y Hannah. Massenet ejecutor. Los colegiales quisieron, pero no pudieron.

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Todo fue mal para el Movistar Estudiantes de salida, de intermedio y de final ante el MoraBanc Andorra. Hubo momentos de lucidez, claro está, pero fueron los menos dentro de una vorágine de nerviosismo. De querer y no poder. Y, sobre todo, de imprecisiones. A puñados. Minuto a minuto, los de Dzikic acumularon pérdidas (muchas infantiles, desconcertantes: 19) y fallos (16 de 25 desde la personal) que les habrían dado la oportunidad de abordar a un MoraBanc Andorra que coge oxígeno tras dos derrotas seguidas. Cuando alcanzaban la orilla (porque su resistencia, eso sí, es ejemplar), daban media vuelta. No remataban para alegría de los del Principado, que de salida ya mandaban: 0-5 de partida. 19-33, la máxima, a mitad del segundo cuarto, tras un parcial 2-7 en poco más de un minuto. Nunca estuvieron por debajo en el marcador.

Kadji era la imagen de la desesperación. El camerunés arrancó con ganas... pero negado. 1/9 en el lanzamiento en 13 minutos. 0 de 3 desde el perímetro que se sumó al 1 de 7 total al descanso del equipo y al 3 de 16 al concluir el tercer cuarto. 7 de 23 para cerrar el choque. Una losa que se unía a esas pérdidas que dieron 23 puntos al rival. Una losa gigante que ayudaba a colocar Dangubic, que creaba más problemas que soluciones. Solo respondía Arteaga al envite del MoraBanc: 15 tantos con un buen 6/7 en el tiro. 14 de valoración. Brizuela se asfixiaba en la maraña defensiva que situó Ibon Navarro en el perímetro y chocaba con dos gigantes: Diagné (su crecimiento en las últimas temporadas ha sido espectacular) y Sy son pura roca. Al igual que Tyson Pérez. Granito duro y de buena calidad en el que colapsaron los estudiantiles.

A pesar de todos los inconvenientes, los madrileños soñaban al descanso. Solo siete abajo (34-41) tras esa lluvia era todo un regalo que se hizo más bonito a la vuelta de los vestuarios: empate a 41 después de 5 puntos seguidos de Kadji en un parpadeo y la visita de Brizuela a la personal. Fue un espejismo. El Estu se descolgó poco a poco del partido. Daba tirones de conjunto irreductible (algo que es de agradecer), pero insuficientes. Siempre se enredaba con sus propias piernas y así era imposible.

Sin el expulsado Navarro por dos técnicas (protestar y aplaudir a los árbitros en un nanosegundo), Hannah y Senglin castigaban. Diagné controlaba los tableros y Todorovic aleccionaba desde el triple. Todos aportaban (solo Colom se quedó sin anotar) con Massenet de verdugo. El estadounidense descerrajó siete de sus 12 tantos en los últimos cuatro minutos cuando los locales coquetearon con una remontada (71-74) que nunca llegó. Los ramireños se quedan con tres victorias y cinco derrotas con el Palau a la vuelta de la esquina. El Andorra coge aire.