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Diez aspirantes al MVP: el quinto de LeBron, el tercero de Curry, el segundo de Antetokounmpo...

El premio al mejor del curso también se presenta más abierto que nunca tras la catarata de cambios de equipo. ¿Podrá repetir Antetokounmpo?

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Diez aspirantes al MVP: el quinto de LeBron, el tercero de Curry, el segundo de Antetokounmpo...

La temporada pasada, el MVP fue para Giannis Antetokounmpo, el segundo europeo que ganaba este premio tras Dirk Nowitzki. El alero griego, en plena crecida con solo 24 años, promedió 27,7 puntos, 12,5 rebotes, 5,9 asistencias y 1,5 tapones. El segundo clasificado fue James Harden, acostumbrado a rondar un premio que ganó en 2018: 36.1 puntos, 6,6 rebotes, 7,5 asistencias para quedarse a más de 150 votos de Giannis, cuyos Bucks habían sido el mejor equipo de la Regular Season. Tercero fue Paul George, antes del batacazo en playoffs de sus Thunder ante los Blazers: 28 puntos, 8,2 rebotes y 2,2 robos. El cuarto puesto fue para otro europeo, Nikola Jokic: 20,1 puntos, 10,8 rebotes y 7,3 asistencias para el que acabará siendo considerado, si no lo es ya, uno de los mejores pívots pasadores de toda la historia. Pero es que el quinto fue Stephen Curry. Como ha sido dos veces MVP, y es el único que ha logrado el premio de forma unánime, sus números parecen pasar más desapercibidos. Pero su temporada fue escandalosamente buena: 27,3 puntos, 5,3 rebotes, 5,2 asistencias y ¡5,1! triples por partido con un increíble 43,7% de acierto.

Son tiempos, en plena revolución ofensiva de la NBA, de números alucinantes. Y son tiempos, también, de estrellas de primera magnitud. Y de vértigo en la agencia libre. Kawhi Leonard se ha ido a los Clippers y se ha llevado a Paul George, los Lakers fueron vía traspaso a por Anthony Davis para reunir al mejor ala-pívot de la NBA con LeBron James, James Harden y Russell Westbrook volverán a jugar juntos, Joel Embiid se ha quedado sin Jimmy Butler pero su compañero de juego interior será Al Horford y solo la lesión de Kevin Durant impide que desde la noche inaugural haya que contar como uno de los favoritos con los Nets, donde el alero jugará (en cuanto se recupere) con Kyrie Irving.

Así que muchas estrellas y mucho baile de equipos que obliga a repensar la escala jerárquica de la liga. ¿Cómo puede afectar eso al premio individual más importante? Ahora mismo es imposible saberlo, solo que hay una serie de candidatos que se podría alargar más allá de la decena pero que tienen, a priori, diez destacados. Son estos:

GIANNIS ANTETOKOUNMPO (Milwaukee Bucks)

En julio, digerida una temporada llena de emociones fuertes (las 60 victorias, la derrota ante los Raptors cuando estaban a dos pasos de las Finales, el MVP), Antetokounmpo aseguró que está todavía "al 60%" de su potencial. Algo que parece aterrador para sus rivales pero no descabellado. Tiene todavía 24 años (cumplirá 25 en diciembre) aunque ya lleva seis temporadas en una NBA en la que su reto ya no es otro que, sin dobleces, el anillo de campeón. Pero por el camino tiene papeletas para repetir como MVP, un premio al que seguirá aspirando de forma cotidiana durante la próxima década. Si sigue yendo a más, desde luego será uno de los favoritos, además de un jugador devastador en términos históricos. Si sus Bucks vuelven a rendir al nivel del año pasado, también tendrá muchos billetes para la lotería del MVP. Su gran campo de mejorar es, claro, el tiro exterior: 25% en triples la temporada pasada con solo 0,7 anotados por partido. Si se acerca a unos números sencillamente cercanos a la media de la liga, no habrá forma de ponerse en su camino. Pero no será fácil.

STEPHEN CURRY (Golden State Warriors)

Parece que es imposible superar las barbaridades que hizo en pista Stephen Curry entre 2014 y 2016, cuando fue dos veces MVP, en el segundo de forma unánime, algo que nadie había conseguido en la historia (a LeBron le faltó en 2013 un voto que fue para Carmelo Anthony). Además, en las dos últimas temporadas, los Warriors se han dejado ir, conservando fuerzas y combatiendo como podían el aburrimiento, en Regular Season más de lo conveniente para meter a sus jugadores en la lucha por los premios individuales. Jugar con Kevin Durant y en un equipo al que todo parecía salirle muy fácil tampoco ayudó al base, que sin embargo la pasada temporada jugó a un nivel escandaloso, con la misma media de triples por partido (5,1) que en la temporada 2015-16, en la que pasó de 400 (402). Ahora los Warriors estrenan pabellón, el lujoso Chase Center de San Francisco; Kevin Durant ya no está, por lo que el juego volverá a girar casi totalmente en torno a él, y su producción tendrá que ser especialmente regular con Klay Thompson lesionado y a la espera de como resulta D'Angelo Russell. Y los Warriors tendrán que poner más concentración en una temporada regular a la que llegan motivados porque han sido descartados por mucho de las cuentas por el título. Visto así, ¿no parece el caldo de cultivo perfecto para el tercer MVP de Stephen Curry?

JAMES HARDEN (Houston Rockets)

De La Barba se podrá discutir si se alimenta de un sistema (al que él en realidad da sentido) que le hace llegar agotado a los partidos decisivos de los playoffs. Incluso, aunque no sea del todo justo, si le falta el factor X para ser determinante tambien en esos momentos culminantes de la temporada. Lo que está fuera de toda duda es que es una de las grandes armas de la historia de la NBA y que por sí mismo garantiza que los Rockets van a seguir siendo uno de los equipos fuertes del Oeste. De la sostenibilidad de su unión con Westbrook dependerá cuánto. Precisamente el base, todavía en los Thunder, le ganó el MVP de 2017, que Harden y su entorno consideraron que él merecía porque se tenía que considerar también el éxito colectivo. La temporada pasada prefirieron, sin embargo, mirar a la aportación invididual para sentir agraviados con el premio a Antetokounmpo, que relevó al propio Harden, ganador en 2018 de un MVP al que volverá a aspirar, desde luego. La pasada campaña subió sus números de anotación a 36,1 puntos por partido, lo nunca visto desde que en 1987 Michael Jordan promedió 37,1. Y se movió además en 7,5 asistencias con 2 robos y casi un 37% en triples pese a lanzar una barbaridad de ellos (más de 13 por noche). Quizá sus números caigan al compartir pista con otro caníbal de las estadísticas como Russell Westbrook y quizá el base se meta también, en su primera temporada fuera de OKC, en la pelea por este galardón. Así podría ser si todo va de la mejor manera posible en Houston. Pero la apuesta más segura sobre quién de los dos estará en la carrera por el MVP parece, ahora, mismo, James Harden, del que Daryl Morey, su general manager, dijo este verano que era un mejor anotador puro que el mismísimo Jordan. Dio que hablar, claro.

LEBRON JAMES (Los Angeles Lakers)

Después de ocho años seguidos en las Finales, un tramo de su carrera histórico pero agotador, LeBron hizo crack la temporada pasada. En el partido de Navidad, sus Lakers arrasaron a los Warriors en el Oracle Arena, jugando a un nivel tremendo y a una velocidad endiablada, tal vez demasiada para un LeBron a punto de cumplir 34 años y que venía de jugar la temporada anterior los 82 partidos de Regular Season con una media de casi 37 minutos por noche, y un total de 22 en playoffs, con un promedio de casi 42 para llevar hasta la Final a una versión muy pobre de los Cavaliers, que acabó cayendo 4-0 ante los Warriors. En Navidad LeBron sintió un pinchazo en la ingle, una lesión peor de lo que se quiso vender. No volvió hasta el 31 de enero, la ausencia más larga de su carrera, y ya solo jugó 21 partidos más. En total 55 y sin playoffs. Así que su último partido oficial fue el 29 de marzo, con los Lakers ya descabalgados de la carrera por los playoffs, y sumó 1.937 minutos por los 3.948 de una temporada 2017-18 que cerró el 8 de junio. Así que LeBron está descansando, por primera vez en muchos años, hambriento y consciente de que se ha cuestionado ya su longevidad: el 30 de diciembre cumplirá 35 años y lleva desde 2003 en la NBA. Así que, con Anthony Davis a su lado, podemos estar ante una de las últimas versiones verdaderamente dominantes de uno de los mejores jugadores de la historia en su segunda temporada, con muchas cuentas pendientes, en los Lakers. En la primera, después de un inicio a medio gas y antes de su lesión y un regreso lejos de la plenitud física, acabó acercándose a su mejor nivel y, finalmente, promedió 27,4 puntos, 8,5 rebotes y 8,3 asistencias. Que se dice fácil. Karl Malone, por cierto, es el único jugador que ha sido MVP a los 35 años que tendrá LeBron cuando se entregue el premio en 2020.

KAWHI LEONARD (Los Angeles Clippers)

Seguramente, Kawhi esté en más papeletas para ser MVP de las Finales (sería la tercera vez con tres equipos diferentes) que para el premio de la Regular Season. Su ejecución en los playoffs está a la altura de los mejores y sus Clippers parten, en una NBA con menos certezas de las habituales, como principal aspirante al anillo. Kawhi, el primer MVP de unas Finales que cambia de equipo el verano después de ser campeón, quería jugar en California a toda costa. Y a California ha llegado. A las órdenes de Doc Rivers y con Paul George, Lou Williams, Montrezl Harrell, Patrick Beverley, Landry Shamet, Mo Harkless.... Un roster profundo y dos súper estrellas con la misión de cambiar la historia del baloncesto en Los Ángeles... y en toda la NBA. Después de una temporada 2017-18 en la que solo jugó 9 partidos 8 y se peleó con los Spurs de todas las formas posibles, acabó desterrado en Toronto, donde hizo campeones a los Raptors. Pero ni eso sirivió para evitar su vuelta a casa. Tampoco que los canadienses respetaran escrupulosamente su deseo de gestionar sus descansos: solo jugó 60 partidos de Regular Season y solo dos veces disputó seis o más seguidos. Eso, el descanso y el cuidado de las lesiones con los playoffs a la vista, puede ser uno de los obstáculos para que Kawhi esté entre los favoritos al MVP, también de la Regular Season. En los Raptors promedió 26,6 puntos, 7,3 rebotes y 3,3 asistencias.

NIKOLA JOKIC (Denver Nuggets)

La pasada temporada, Denver Nuggets ganó 54 partidos (54-28), ocho más que la anterior. Y Nikola Jokic batió sus marcas en puntos (20,1), rebotes (10,8), asistencias (7,3) y robos (1,4). Metió el 51,1% de sus tiros de campo y acabó en el top 10 de asistencias, rodeado de bases, y cuarto en la votación del MVP. Sus Nuggets estuvieron a unos minutos de ser finales del Oeste, pero no sacaron adelante un dramático séptimo partido en su pista ante los Blazers, que avanzaron en una noche heroica de CJ McCollum. Pero esos playoffs sirivieron para demostrar que Jokic es más que un héroe contracultural, un genio que apenas salta, corre con desgana y ve cosas que otros ni sueñan en la pista. En las eliminatorias, primero ante los expertos Spurs y luego contra los Blazers, demostró madera de líder de verdad y dejó claro que aunque no es un especialista tampoco es un agujero negro en defensa. Y todo en su cuarta temporda en la NBA y con 24 años (tiene dos meses menos que Giannis Antetokounmpo). Jokic pasará a la historia como uno de los mejores pívots pasadores de la historia del baloncesto, y puede además tomar el relevo de Antetokounmpo como otro MVP europeo. Porque, lo que parece claro, es que con él al mando los Nuggets van a seguir siendo uno de los mejores equipos del salvaje Oeste.

ANTHONY DAVIS (Los Angeles Lakers)

Con 26 años y después de siete en Nueva Orleans (número 1 del draft de 2012), Anthony Davis llega al gran escenario con el que soñaba. Llega al equipo al que el pasado invierno pidió ser traspasado de forma preferente, un movimiento que puso la NBA del revés y que le condujo a un sainete de final de temporada. Silbado por su público, cuestionado en su franquicia y con un pie dentro y otro fuera de la cancha: los Pelicans no querían que jugara pero la NBA vigilaba en su intento de controlar cuánto y cómo juegan las estrellas. Aún así, promedió 25,9 puntos, 12 rebotes, casi cuatro asistencias y 2,4 tapones. En los últimos años, solo las lesiones le han apartado de ser un aspirante perenne al MVP que ahora puede ganar en L.A., en un equipo ultra mediático y compartiendo pista con LeBron James. Nada menos. Davis es un ala-pívot (prefiere jugar en esa posición aunque es ideal para ser en la actual NBA) demoledor en ataque y en defensa. En los dos últimos años ha acercado su porcentaje de triples, para colmo, a la media de la liga. Y juega en última temporada de contrato antes de ser agente libre en un verano en el que dará prioridad a los Lakers pero en el que todo puede pasar. Esta puede ser su temporada, la primera con el púrpura y oro que han vestido muchos de los grandes interiores de la historia: George Mikan, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Shaquille O'Neal...

JOEL EMBIID (Philadelphia 76ers)

Elegido en el draft de 2014 (él número 3, Nikola Jokic 41), Embiid no pudo debutar en la NBA hasta 2016 y en su primera temporada solo jugó 31 partidos. Incluso así, muchos pidieron que se le considerara para el premio de Rookie del Año (20,2 puntos y 7,8 rebotes por partido). Ahora lleva dos cursos en más de 60 partidos y, todavía con 25 años, se está confirmando como uno de los jugadores más dominantes de toda la NBA: los Sixers llevan dos temporadas por encima de las 50 victorias y han tenido en ese tramo balance de puntos negativos con el camerunés en el banquillo. Dos veces seguidas all star, la pasada campaña se metió en el Segundo Quinteto y el Segundo Quinteto Defensivo. Promedió 27,5 puntos, 13,6 rebotes, 3,7 asistencias y 1,9 tapones, con un estilo que tiene parte de pívot moderno y multitarea pero también de juego al poste al más puro estilo old school. Ahí, de hecho, es donde es demoledor. Como en el caso de Kawhi, puede tomarse los suficientes descansos con los playoffs en mente como para que sus acciones bajen de cara al MVP. Además, los Sixers han fichado a Al Horford, que no solo formará con Embiid un muro defensivo a priori temible sino que le dará relevos de garantías cuando descanse. Lo importante, después de quedarse en último segundo del séptimo de las finales del Este ante el campeón, Toronto Raptors, es el anillo. Sería el primero para los Sixers desde 1983.

PAUL GEORGE (Los Angeles Clippers)

Los Thunder se estamparon en primera ronda de playoffs, ante los Blazers (4-1). Un año antes, el equipo de Russell Westbrook y Paul George había perdido también a la primera, ante los Jazz (4-2). Y en 2017, los últimos Pacers de George perdieron 4-0 ante los Cavaliers también en la primera eliminatoria. Un asunto que empieza a ser un lastre para un Paul George que jugó al mejor nivel de su vida la temporada pasada, al menos hasta que comenzaron los problemas de hombros que arrastró en los playoffs y que le hicieron pasar por el quirófano al cierre de la temporada, antes de pedir a los Thunder el traspaso que lo llevó a los Clippers de su Los Ángeles natal, donde jugará con Kawhi Leonard. Hay dudas sobre si llegará al arranque de curso, recuperando esos hombros maltrechos, y seguramente su plan pasará por (como Kawhi) descansar todo lo posible de cara a llegar en plena forma a los playoffs. Pero lo cierto es que Paul George jugó una temporada pasada histórica: 28 puntos, 8,2 rebotes, 4,1 asistencias y 2,2 robos, todo topes de su carrera y unos números (al menos 28+8+3,5+2) que solo había firmado en un curso el mismísimo Michael Jordan. Fue líder en robos, all star, tercero en la carrera del MVP e integrante del Mejor Quinteto y el Mejor Quinteto Defensivo. Luego todo se estropeó, pero si sigue a ese nivel (tiene 29 años) y sus Clippers ganan tanto como parece que van a ganar, habrá que tenerle en cuenta para el gran premio. Y más si Kawhi mima su salud y se toma más descansos que él.

DAMIAN LILLARD (Portland Trail Blazers)

En realidad, Lillard tiene pocas opciones de ganar el MVP, aunque se ha convertido ya en una de las grandes estrellas de la NBA, un jugador que garantiza que sus Blazers están siendo en la zona noble del Oeste. La pasada temporada, antes de su ya legendario triple con el que sentenció a los Thunder en playoffs, promedió 25,8 puntos y 6,9 asistencias con tres triples por partido. Volvió a ser all star y formó en el Segundo Mejor Quinteto. Después, firmó una extensión super máxima de un contrato que tenía que acabar en (2021) y que seguirá cuatro años más, el último con una player option de 54,3 millones: firmó por cuatro temporadas y 196 millones más. Lillard ha roto apuestas desde que llegó en la NBA, y de hecho fue Rookie del Año en 2013, en la generación de Anthony Davis y Bradley Beal. No está muy cerca del MVP pero tampoco lejos: pocos jugadores tienen una influencia tan total y capital en un equipo que lleva seis temporadas seguidas en playoffs y que la pasada fue finalista del Oeste.