Murió matando el Iberostar. Tras ir perdiendo hasta por 18 puntos, se llegó a poner a 6 en el epílogo del partido, pero el Virtus ya tenía el título en el bolsillo. Siempre fueron los italianos por delante que, bien dirigidos por Sasha Djordjevic, se manejaron de manera impecable con marcador y viento a favor. Los aurinegros se quedan así a un paso de revalidad el título de la BCL que conquistaron hace dos años en La Laguna, en el estreno de la competición.

Totalmente desconectado, el Iberostar Tenerife fue una caricatura de sí mismo en el primer tiempo. Olió la sangre el mítico Virtus Bolonia, y se lanzó el cuello aurinegro desde el inicio. Rápidamente, un triple de Punter le puso 7-0, y tuvieron que ser dos tiros libres de Abromaitis los primeros puntos aurinegros. El exterior norteamericano había entrado en trance, y con otros dos triples consecutivos disparaba en el marcador a la formación italiana: 13-2. Impasibles asistían los pupilos de Txus Vidorreta, fiados únicamente a la tozudez de Colton Iverson, cuatro puntos consecutivos para el 15-6. Poco le importa a M'Baye el tímido conato de reacción canaria, y con 5 puntos consecutivos, un mate y un triple, dejó un elocuente 20-8 en el marcador al final del primer cuarto.

No reaccionaba el Iberostar, y dos canastas de Chalmers y Taylor le daban a los boloñeses la máxima ventaja hasta entonces: 26-12. Estaba desquiciado el equipo canario, totalmente desconectado, tristón sintiéndose totalmente a remolque del Virtus, contagiados los jugadores por el siempre protestón Vidorreta. Así, M'Baye descerrajó un nuevo triple para el 29-12 para coronar un parcial de 7-0 a favor de los suyos. Hasta 18 puntos llegó a estar encima el equipo de Sasha Djordjevic: 32-14 y 34-16.

Ocurre que en ataque ofrecía una impecable imagen de solidez, y en defensa lo tuvo demasiado fácil antes los incontables fallos del Canarias. Tanto fue así, que Gillet enchufó el primer triple tras 14 fallos consecutivos desde el 6,75 para poner el marcador en 37-24 antes del 38-24 al acabar los primeros 20 minutos de juego.

Al salir del descanso, Gunter seguía a lo suyo: 2 triples, 20 puntos y 45-27 en el marcador. Llegados a este puntos, al Iberostar le queda únicamente recurrir a la épica, totalmente desbordado. Agarrado al último suspiro de vida que le quedaba, encadenó sendos 2+1 de Beirán y Abromaitis y un 3+1 de White, todo seguido, que le llegó a poner 48-39, todo un lujo teniendo en cuenta cómo transcurría el duelo minutos antes. El partido se trababa por momentos, y entonces sacó la cabeza Aradori, desconocido antes entonces, para liderar, con cuatro puntos, el estirón del Virtus antes de llegar 14 arriba al final del tercer cuarto: 58-44.

No se rendían los aurinegros pese a tenerlo todo en contra. Así, dos triples firmados por un renacido Abromaitis y Bassas le pusieron 60-50 para infundir algo de nerviosismo al rival. El alapivot norteamericano era el faro que iluminaba a los suyos cuando más oscuro se les presentaba el partido, y con cuatro puntos consecutivos que dieron un peligroso 62-54 obligó a Djordjevic a pedir tiempo muerto con 4:24 todavía por jugarse. La fe del Iberostar pasa por ser inquebrantable, sobreponiéndose incluso a un discutido arbitraje que se tragó una clara antideportiva de Aradori sobre San Miguel, luego expulsado, y se llegó a poner 65-59 tras una fácil canasta tras rebote ofensivo de Beirán. Acto seguido Chalmers anotó un canastón a falta de 1:13, y tras el obligado tiempo muerto de Vidorreta, Gillet dilapidó con un nuevo triple fallado las opciones de victoria de su equipo, que se encontró esta tarde con un muro insalvable.

Temporada europea chicharrera para enmarcar, con la única espina, y no es poca cosa, de la final perdida. En tres años de Champions League, un título en dos finales. Cualquiera lo firmaría.