Hay duelos que se aplazan y se quedan descabalgados en el calendario, perdidos entre jornadas y sin un foco que los ilumine y amplifique. Luego el juego que ofrecen tampoco los saca del anonimato. Eso es lo que sucedió esta vez en Murcia, en un partido aplazado por el playoff de la Euroliga. El UCAM anda en plena pelea por no bajar y le puso intensidad, pero su baloncesto no reflejó trascendencia, el de una cita grande.

El Madrid, por su parte, da caza al Barça en la clasificación, a la espera de lo que hagan los de Pesic este viernes ante el Baskonia en otro duelo extraviado. A pesar del logro, el Real asumió el reto como un compromiso a la fuerza, no deseado. Tampoco termina de creerse que aún puede ser primero, porque el empate se resuelve a favor de los azulgrana, que se llevaron los dos enfrentamientos directos. Viajar, evitar lesiones y cumplir con el triunfo, poco más. Quizá ni siquiera sirvió como un entrenamiento de calidad para la Final Four, aunque eso lo sabrá mejor Laso. Su equipo venció por talento y por la inercia de un Campazzo pletórico, que a medio gas se fue hasta los 20 puntos y 26 de valoración en apenas 21:38 en pista.

El regreso de Llull

Volvió Llull, y eso siempre es una buena noticia pese a la falta de ritmo tras un mes lesionado. No miró al aro en sus ocho primeros minutos y luego añadió una canasta y un espectacular 3+1 made in Sergi.

El mayor mérito blanco estuvo en dejar a Askia Booker y a Milton Doyle en un 10 de 28 conjunto en el tiro. El del UCAM, en arrasar en el rebote: 42 (16 ofensivos) a 30 (6). Gran fichaje el de Kyle Hunt para lo que queda por delante, donde se decidirá si los de Sito Alonso siguen en la ACB o bajan a la LEB. Esos balones extra gracias a los rechaces de ataque permitieron a los locales ponerse por delante a falta de 3:30 (74-73). Pero el Madrid tiene mucho cuajo en los finales en el alambre, lo volvió a demostrar. Tavares lo encarriló y Campazzo remató.