WARRIORS 2-ROCKETS 0

Preocupa el ojo de James Harden: "Casi no podía ver nada"

"Lo que ha pasado estos días ha sido una vergüenza para la NBA", dijo por su parte Draymond Green con respecto a las quejas arbitrales.

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Después de un clima de máxima tensión por las quejas arbitrajes de los Rockets tras el primer partido, con informe sobre la final de Conferencia de 2018 sobre la mesa, el arbitraje no fue esta vez protagonista en el segundo choque entre Warriors y Rockets, que envía la eliminatoria más esperada del año de Oakland a Houston con el campeón 2-0 y el aspirante, ya contra las cuerdas. Esta vez los texanos no fueron tan agresivos ante la prensa y fue Steve Kerr el que se felicitó por la normalidad que reinó en pista: "Ni se ha notado que estaban los árbitros, eso es lo mejor que se puede decir de ellos en un partido como este". Draymond Green, por su parte, fue incluso más allá: "Fue un gran arbitraje, permitieron que se jugara físico y pitaron lo que tenían que pitar. Lo de los últimos días... eso ha sido una vergüenza para la NBA, no se habló de baloncesto, solo de faltas no pitadas. ¿Dónde queda superar a tu hombre, ser mejor, frenarle con tu defensa?".

Mike D'Antoni no se quejó esta vez y no quiso mandar un mensaje pesimista a su equipo a pesar del 0-2: "Ellos han hecho lo que tenían que hacer, ganar en su pista. Si ahora somos lo suficientemente buenos, haremos lo mismo y volveremos aquí con 2-2 para el quinto partido. Eso sí, tenemos que jugar mejor...". Eso pasa, entre otras cosas, por activar a un Clint Capela al que los Warriors están minimizando, en gran parte gracias al excepcional trabajo defensivo de Draymond Green: "Están jugando con mucha inteligencia. Draymond Green es, posiblemente, el mejor defensor de la NBA. Es muy listo...".

Kevin Durant, otra vez el máximo anotador de los Warriors, se refirió a las derrotas en casa ante los Clippers como aprendizaje para ganar estos dos partidos, tan tensos, en el Oracle: "Hemos sabido mantener la compostura, sin esa eliminatoria no estaríamos ganando ahora estos partidos". Y todas las miradas, en fin, se centraron en los sustos de Stephen Curry, que se dislocó un dedo de la mano izquierda intentando taponar a Capela, y James Harden, que se tuvo que ir en el primer cuarto tras un golpe en el ojo izquierdo en la pelea por un rebote. Después ambos jugaron, Curry con una venda y Harden visiblemente afectado y con sangre en el ojo. El de los Warriors se tomó su problema a broma: "Mi terapia va a ser jugar mucho al golf y a ver cómo responde el dedo". Harden compareció ante la prensa mucho más preocupado: "Apenas podía ver durante el partido, ahora mismo de hecho veo todo bastante borroso. ¿Si eso me va a afectar en los próximos partidos? No lo sé, ya veremos...". El tercero se juega el sábado (02:30 hora española).