Ricky Rubio dijo esta pasada madrugada adiós a los segundos playoffs de su carrera y se encuentra ante uno de los veranos más importantes de su carrera: con 28 años (cumplirá 29 en octubre), el internacional español finaliza contrato con Utah Jazz y será dueño de su destino.

"Muchos amigos me preguntan '¿dónde vas a jugar el próximo año? ¿Puedo visitarte?' Y, honestamente, no tengo ni idea. Depende de muchas cosas. Voy a buscar la mejor situación para mí con el entrenador y con el equipo. Quiero ser feliz", dijo el base en la rueda de prensa (vía Eric Walden) de clausura de una temporada que se dio de bruces con Houston Rockets (4-1). "Lo di todo, todo lo que tuve. ¿Podría haber jugado mejor? Sí. Esta serie... nosotros podríamos haber ganado. Esto es por lo que estoy decepcionado. Nosotros teníamos lo necesario para ganar. No sé por qué no lo mostramos desde el principio", continuó Ricky, que El promedió 15,4 puntos, 3,2 rebotes y 8,6 asistencias.

Los eternos rumores de traspaso

La carrera de Rubio en la Liga norteamericana siempre ha estado envuelta en una marejada continua de rumores. Un año tras otros (o de un mesa al siguiente), la prensa especializada colocaba al jugador lejos de Minnesota primero y ahora de Utah. Los últimos rumores anidaron antes del cierre del mercado de febrero. Días antes de su clausura, se habló de una posible operación con Memphis, que habría llevado a Ricky a los Grizzlies por Mike Conley. 

"No voy a mentir: duele, tengo sentimientos. Es un negocio y lo entiendes, pero es incómodo. Un jugador como yo, que juega con el corazón... Es difícil hacerlo cuando no sabes que es lo que ocurrirá", dijo sobre el tema uno de los teóricos bases de la Selección española para el Mundial de China 2019 y que encontró en Utah una segunda casa tras su abrupta salida en 2017 de los Wolves, que ese mismo verano se hicieron con los servicios de Jimmy Butler. "He aprendido mucho aquí. El cuerpo técnico está en cada detalle. No podía pedir más", concluyó.