Los Celtics tardan en llegar a los partidos, pero llegan. Es una tendencia que se repite mucho desde que Brad Stevens es el entrenador y que se acrecienta cuando juegan en el TD Garden. Quizás en uno de los partidos de los últimos tiempos en los que más han esperado para dar el arreón final han conseguido poner el 2-0 ante los Pacers. 

En el primer partido los Pacers arrollaron en la primera mitad y en la segunda cayeron en picado, como si hubiesen vaciado el tanque en el vestuario. En este segundo tuvieron un crecimiento mucho más sostenido y se mantuvieron más tiempo en el partido. Es la línea a seguir ahora que llegan los partidos a Indiana. 

El tanteo se mantuvo muy parejo hasta el tercer cuarto. Ahí se distanciaron los de McMillan agradeciendo los espacios que les abrieron los Celtics, algo no muy usual, tanto en el centro de la zona como para tirar desde fuera. Fallaban más en su propio aro que en el otro los locales. Había jugadas individuales que maquillaban lo mal que habían vuelto del tiempo de descanso, pero los Pacers se marchaban con una decena de puntos de ventaja gracias al aporte de Bogdanovic, Evans y el mando de Joseph. 

Al iniciarse el último periodo eran 12 (70-82) los puntos de desventaja para los célticos. El parcial total de la última manga terminaría siendo 31-12. Empezó Jayson Tatum (26 puntos) con tres jugadones de calidad suprema y a reglón seguido llegaba Kyrie Irving (37 puntos) para poner un triple y a uno a los suyos (81-82) cuando todavía faltaban seis segundos. El apagón fue de libro para una de las defensa más férreas del campeonato, lo cual no es buen presagio para ellos. 

Los Pacers intentaron un último esfuerzo. Tres triples más de los trece que anotaron les pusieron uno arriba, 89-91, a falta de dos minutos, pero Irving, Hayward y Tatum se aliaron para salvar los muebles una vez más.