Carmelo Anthony lleva sin jugar desde el 8 de noviembre. Solo disputó 10 partidos con los Rockets, donde llegó tras una muy mala temporada en Oklahoma City Thunder. Después, el equipo texano, que firmó un horrible inicio de temporada, le apartó de la actividad del equipo y se comprometió a buscarle una salida, que finalmente ha sido vía traspaso a Chicago Bulls, donde ni debutará: los Bulls le cortarán y, una vez que supere la estancia en waivers, será agente libre y podrá buscar destino donde terminar la temporada. Melo fue traspasado en julio de OKC a Atlanta, donde los Hawks le cortaron cinco días después. Los Bulls serán, por lo tanto y al menos oficialmente, su tercer equipo desde el final de la pasada temporada y el segundo en el que ni llegará a debutar.

El próximo con el que firme será el cuarto, aunque nadie se ha posicionado todavía para hacerse con él cuando se convierta agente libre. Los Lakers, con los que se le ha vinculado por su buena relación con LeBron James, no tienen ahora mismo hueco libre en su plantilla aunque siguen interesados en el alero, si bien otra opción para ellos, en caso de que liberen una plaza en su plantilla, sería buscar un base con el que cubrir la baja (de 4 a 6 semanas) de Lonzo Ball.

Adrian Wojnarowski, el periodista que ha adelantado la noticia del traspaso, ha dejado claro también que los Bulls no mantendrán en plantilla a Carmelo, que va camino de los 35 años y para el que las cosas no han ido nada bien desde su salida de Nueva York. Los Bulls han aprovechado que sí tenían un hueco en plantilla para servir de puente a unos Rockets que les envían en la operación dinero. Los texanos necesitaban liberar una plaza en plantilla para dar de alta a Kenneth Faried, que ha sido cortado por los Nets y llega para ocupar el hueco dejado por el pívot Clint Capela, una baja muy sensible para los de Mike D'Antoni.

Como la operación Carmelo no será oficial hasta el martes, ya que hoy lunes es el festivo de Martin Luther King en Estados Unidos, los Rockets han cortado después de solo dos partidos al alero James Nunnally, al que podrían repescar cuando se haya consumado oficialmente la salida de Anthony, como vía para que Faried pueda jugar cuanto antes. Los Rockets, además, liberan más de 2,6 millones de dólares de su impuesto de lujo con la marcha de un Carmelo al que le quedan por cobrar, según las cuentas del periodista Bobby Marks, 675.000 dólares del vínculo que firmó en Houston tras salir de Atlanta. Ahora volverá a buscar destino.