Todo va a pedir de boca para Luka Doncic en la NBA. Apunta a Rookie del Año, promedia más de 18 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias en sus primeros meses en EE UU (con solo 19 años) y se ha convertido en una de las sensaciones de la temporada 2018-19 para unos Mavericks que, con él como estrella, están en la pelea por los carísimos playoffs del Oeste.

Pero, al otro lado del Atlántico, las cosas han ido peor para sus intereses: Eslovenia es la gran damnificada del sistema de Ventanas de la FIBA y, con dos partidos todavía por jugar en la fase de clasificación para China 2019, la campeona de Europa ya está fuera del Mundial después de perder 8 de sus 10 partidos. Eso significa que no estará en el Mundial y que depende de las invitaciones de la FIBA para estar en el preolímpico. Si no, tampoco estará en los Juegos de 2020. Un desastre para un país donde el baloncesto es casi religión. Pero Eslovenia se quedó sin Goran Dragic e Igor Kokoskov (estrella y entrenador dejaron la Selección) y Doncic, a caballo entre su histórica temporada pasada con el Real Madrid y su salto a la NBA, tampoco ha estado en ningún partido. Una sombra del campeón de Europa ha firmado un patinazo tremendo en un sistema de competición que tiene también con más de un pie fuera a Croacia y pendientes de la última Ventana a Serbia, Rusia, Italia...

Y, Doncic, en declaraciones que recoge Marc Stein en el New York Times, está muy disgustado con los resultados de su equipo y con el nuevo sistema de competición implantado por la FIBA: "Estoy muy decepcionado. Somos los campeones de Europa, tendríamos que estar en el Mundial. No entiendo por qué se ha cambiado el formado". Además, el base aseguró que no quiere faltar a ningún gran torneo de selecciones ("si no estoy lesionado, iré con Eslovenia") y se acordó del golpe que la ausencia en el Mundial supone para la afición de su país: "Ya se vio en la final del Eurobasket en Estambul, viven para animarnos".