Los San Antonio Spurs venían de dos golpes durísimo, dos derrotas por más de 30 puntos y una sensación de proyecto nulo. Lo de anoche es sólo un partido y no va a resolver los problemas estructurales del equipo, pero al menos deja respirar un poco a un conjunto que se había quedado sin aire después de los dos puñetazos que le dieron los Wolves y los Rockets.

A los Blazers se les hizo el partido muy largo y la temporada empieza a atragantarse. Porque pelearon en el encuentro hasta el último cuarto, cuando se quedaron sin respuestas con las que contestar el buen final de los Spurs. Y porque llevan siete derrotas en los últimos diez partidos, bajan a la séptima plaza del Oeste y el liderato lo tienen a dos partidos y medio cuando hace nada fueron primeros.

Si hace unos días Gregg Popovich declaraba su odio por los triples, seguro que habrá quedado encantado por cómo se ha desarrollado este partido. Su equipo ha lanzado sólo 15 (la media de la liga está en 30 y la de los Spurs en 24), pero con un acierto del 73,3%. En el otro bando, los Blazers tiraron 29 y metieron 12, sólo uno más que lo locales. Lo dicho, un sueño para el entrenador de los Spurs.

Muestra de esto fue que ni DeMar DeRozan ni LaMarcus Aldrige intentaron ni un solo tiro de tres. Y aún así el primero acabó con 36 puntos (y 8 rebotes, 6 asistencias y 2 robos) y el segundo con 29 (y 8 rebotes y 3 asistencias). Entre ellos y el acertadísimo día en ataque que tuvo Rudy Gay (18 puntos, 4/4 en triples), fue suficiente para volver a la senda de la victoria.

Y eso que los Blazers tuvieron a cuatro jugadores a gran nivel. Lillard (37+2+10+2), McCollum (24+2+3), Aminu (20+9) y Nurkic (16+8+5+2) hicieron lo que se supone que necesita su equipo para ganar y aún así no lo lograron. Mala noticia para un conjunto que se está desinflando por momentos.