Markelle Fultz sigue sin ver la luz. El base, número 1 del draft de 2017, tiene solo 20 años pero el arranque de su carrera NBA no puede estar siendo más problemático. Los Sixers hicieron un traspaso con los Celtics, que se llevaron a Jayson Tatum con el 3, para asegurarse al base de Washington, un tremendo anotador que tenía que unirse a Ben Simmons y Joel Embiid en un equipo que está rematando su cacareado Proceso.

Pero una extraña lesión de hombro no ha dejado de darle problemas. Como rookie solo jugó cuatro partidos y su mecánica de lanzamiento, y con ella su confianza, se vio totalmente trastocada. Su entorno y la franquicia ni siquiera tenían claro si había sido antes la lesión y el cambio en su tiro y se llegó a un cruce muy feo de comunicaciones y declaraciones públicas.

Esta temporada la cosa no ha ido mejor, a pesar de que Brett Brown se propuso recuperar a Fultz metiéndole en el quinteto titular. Con su tiro totalmente desconectado (desde el perímetro y desde la línea de tiros libres), Fultz y Simmons mezclaban mal en pista, con muy pocos espacios. Con la llegada de Jimmy Butler y la necesidad de más tiro exterior, Fultz volvió al banquillo para dejar sitio a Butler y a JJ Redick, otra vez escolta titular.

Después del triunfo ante los Suns, en el que TJ McConnell jugó más que él en la rotación de bases, Brown ni siquiera se atrevió a afirmar que Fultz iba a seguir siendo la primera opción como base suplente. Pero lo peor es que las últimas informaciones apuntan a que, por mediación de su abogado (algo extraño en una situación de este tipo) Fultz no participará en más entrenamientos o partidos de su equipo hasta que no visite a un especialista para evaluar el estado de su hombro. Esa visita se producirá, en principio, la próxima semana. Otro contratiempo y otras situación enrarecida para Fultz, que está promediando (no anotó ante los Suns) 8 puntos y 3 asistencias con un 42% en tiros y un 28,6% en triples.