Paula Ginzo se convirtió el sábado en Amsterdam en la 18ª jugadora en debutar en la era Mondelo. “Todo ha sido muy rápido. Hace unos días me llamó alguien de la FEB y entre bromas, me preguntó si sabía para qué me llamaba. Yo no tenía ni idea, pero cuando me lo dijo me hizo muchísima ilusión. Poder estar aquí era algo que veía bastante lejano, pero ha sido bastante inmediato. Este equipo es una pasada”.

Además, La pívot del Al Qázeres ha podido compartir cancha con uno de sus referentes. “Es un placer jugar con Laura Nicholls. Soy muy feliz. Poder seguir los pasos de alguien como ella, que aparte de nombre tiene galones es un auténtico placer”.

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Pero la Selección no está siendo una grandísima experiencia solo por eso. “Es otro rollo. Aparte del entorno de grupo, que está muy unido, me sorprende la forma de juego: más rápido, mucho más dinámico…”.

Un soborno permite a la Selección contar ahora con Ginzo. “De pequeña todo el mundo me decía que tenía que jugar al baloncesto porque era muy alta. Y yo era un poco de llevar la contraria. Un día me dijeron que me regalaban un balón y una camiseta si probaba. Tenía 9 años cuando metí la primera canasta”.

Después llegaron el Siglo XXI, el Estu y el Al Qázeres. “En el Siglo XX aprendí mucho básquet, pero también disciplina. Creo que he madurado antes gracias a eso”, cuenta sobre su etapa de formación. “En Cáceres estoy muy contenta. Es un entorno muy familiar y eso me gusta”, añade esta jugadora que no descarta marcharse al extranjero en un futuro. “En el Inspiration Women, Anna Montañana me dijo que no teníamos que tener prisa por marcharnos, que pasito a pasito. De momento, estoy bien en la Liga Dia. Sin prisa, pero sin pausa”.

Aunque es joven ya piensa en su futuro fuera de las canchas. “Me viene de familia lo de opositar a las Fuerzas de Seguridad del Estado y estoy estudiando Criminología. No tengo mucho tiempo, pero me gusta y ya estoy con alguna asignatura de tercero. Tengo claro que los estudios son prioritarios”.