NBA | LAKERS 107 - HAWKS 106

Chandler y LeBron salvan a los Lakers de otro gran tropezón

Si en el primer partido fue decisivo con dos rebotes en el último minuto, en éste Chander directamente impidió la canasta del contrario.

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De esos fichajes que ya dan rendimiento desde que ponen un pie, metafóricamente hablando, en el equipo. Así se está dando la incorporación de Tyson Chandler a los Lakers. El pívot, que fue cortado por los Suns para que pudiera fichar por el equipo angelino y así competir a un nivel un poco superior, ha sido protagonista en su primera semana con los de Los Ángeles

En el encuentro ante los Hawks se puso la capa de héroe. Ya la había cogido prestada en su primer partido con los Lakers, cogiendo dos rebotes ofensivos en el último minuto ante los Timberwolves que resultaron decisivos para aquella victoria. Este domingo la alquiló y la ha empezado a pagar a plazos, poniéndole el tapón a Trae Young que sentenció el encuentro. Lo que se llama un buen arranque, vamos.

Fue el otro pívot, JaVale McGee, el que empezó brillando cuando se dio el salto inicial. Los primeros compases fueron suyos. Los Hawks, sin embargo, iban con todo y los Lakers estaban mucho menos enfocados, con muchos errores en defensa y dejando al rival progresar hasta posiciones muy cercanas al aro. Kent Bazemore se erigía en líder, que por contrato sí es, del conjunto de Lloyd Pierce. Sólo la buena química en la dirección de LeBron James y Lonzo Ball en el segundo cuarto dejó al equipo local al borde de la orilla, cediendo sólo por un punto al descanso.

La salida de Lance Stephenson en el tercer periodo dio a los equipados de blanco -en este partido- un mejor tono, con más opciones en ataque. Lo polivalente de Kyle Kuzma ayudaba en las dos áreas y los Lakers se iban en el marcador, pero no duraría mucho. Atlanta tenía preparada la remontada de manos de su prometedor novato Trae Young, que lanzaba triples desde lejos y marcaba con el dedo la posición a la cámara para dejar constancia en tan magno escenario de lo que sabe hacer. La guinda la iba a poner el viejuno Vince Carter, y no de cualquier manera: mate a una mano desafiando a sus 41 años y por delante, 105-106. Y después, la locura.

LeBron James tenía la opción de sentenciar. Tuvo que hacerlo tras fallar, y no es algo de hoy, dos tiros libres seguidos. Se peleó el rechace y James rebañó otro tiro posterior con un rebote-mate. Lo demás era trabajo para Tyson Chandler: Young se internó tras una buena finta, lanzó un tiro bombeado y el ahora pívot laker lo desvió para dejar el 107-106 luciendo en el marcador para siempre.

Los Lakers ganaban ante un equipo que aparentemente no es tan fuerte y Tyson Chandler era el hombre del día. La celebración, digna de los grandes momentos del Staples, fue una segunda victoria para un equipo necesitado de estos momentos.