Minutos después de debutar en la NBA ante Phoenix Suns Doncic hablaba con los periodistas sobre sus sensaciones tras el debut. Y una frase llamó la atención por encima del resto: "Sé que puedo jugar mejor". Su línea estadística fue 10 puntos, 8 rebotes y 4 asistencias, con un 31,3% en tiros de campo y 0 de 5 en triples. Sin robos ni tapones. Pues bien, tres días y un partido ha tardado en hacer realidad esa afirmación.

Debutaban los Dallas Mavericks en casa ante un rival con problemas internos. Esta vez Tom Thibodeau decidió dar descanso a Jimmy Butler, supuestamente por precaución, después de que la noche anterior fuera abucheado por sus propios aficionados en la presentación y acabara ovacionado después de ser el mejor en la victoria ante los Cavs. No vive sus mejores momentos la franquicia de Minnesota, pero es un equipo que debería quedar por delante de los Mavs en la clasificación final.

No sabemos si Doncic vio una oportunidad en ese río revuelto que son ahora mismo los Wolves. El caso es que el rookie se soltó con un partido tremendo, haciendo de todo, anotando, reboteando, asistiendo y robando (también perdiendo balones, 6 en total), pero sobre todo haciendo lo que más ha llamado la atención en su corta carrera. Jugando como un líder, como si tuviese muchos más años de los que tiene. Pidiendo el balón, sin esconderse, arriesgando y jugándose tiros en momentos calientes y saliendo de muchas de esas situaciones con éxito. Haciendo cosas, en definitiva, de jugador grande.

Sus 26 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias le convierten en el segundo jugador más joven en la historia de la NBA en hacer esos números en uno de sus dos primeros partidos. El primero es un tal LeBron James. Sólo es su primer gran partido en la NBA, no hay que lanzar las campanas al vuelo, etc. Pero cada día que pasa este chico demuestra que está hecho de otra pasta.

El partido fue un auténtico arsenal de puntos (algo a lo que nos están acostumbrando muchos equipos en este inicio de temporada). Los Wolves dominaron la primera mitad, pero a partir del descanso el encuentro fue otro y los Mavericks empezaron a lograr las primeras ventajas en el marcador. Como decíamos, Jimmy Buttler no se vistió de corto y por fin vimos a Kar-Anthony Towns ejerciendo de jugador franquicia. 31 puntos en 33 minutos para el pívot, que vio cómo Derrick Rose se convirtió en su mejor socio desde el banquillo con 28 puntos (lanzando 21 veces a canasta).

Los visitantes entraron en el último cuarto dos arriba, pero el encuentro ya podía caer de cualquier lado. DeAndre Jordan (22+10 y 5 tapones) fue básico en la recuperación de Dallas, que entró al último minuto con ventaja. Un triple a falta de 6 segundos de Dennis Smith Jr. (19 puntos y 6 asistencias) iba a ser la puntilla definitiva para los Wolves, que ya no tendrían tiempo de reaccionar. Por primera vez, la pareja Smith Jr.-Doncic fue decisiva. La primera de muchas más, seguramente estén pensando en Dallas.