Joakim Noah ha sido cortado por los Knicks. Llevaban ya un tiempo detrás de esa idea, ya que el jugador no contaba para Fizdale como dejó de contar en su día para Hornacek, pero no se ha hecho efectivo hasta los últimos días de pretemporada.

Noah ya es agente libre después de que los Knicks hayan esperado hasta septiembre para despedirle. Y hay una razón para ello: las posibilidades que te da la stretch provision, la fórmula para ampliar los plazos de pago que se ha utilizado en esta operación. De haber sido antes, a Noah le deberían haber pagado íntegramente durante este año su salario para la 2018/19. Los Knicks pueden ahora, gracias a haber esperado, repartir el salario a pagar durante varios años (dos más).

La rémora que ha supuesto Joakim Noah en materia económica para el equipo de La Gran Manzana no es cosa menor. El analista Tommy Beer, muy pendiente de la actualidad de los Knicks, hace las cuentas: teniendo en cuenta el último año y entre los que se expande ahora el contrato, cada punto metido por Noah en esta última etapa como knickerbocker le ha costado a la franquicia 4,6 millones de dólares. Todo un dislate.

Al pívot francés le quedan por cobrar 37,7 millones, los que tenía por contrato hasta 2020. Ahora, además de recibirlos, podría firmar por otra franquicia. Y, de momento, parece que no serán los Timberwolves pese a la añoranza de Tom Thibodeau a aquella plantilla de los Bulls en la que se juntó con Butler, Rose, Gibson o Deng (ahora, en Minnesota).