El 3 de septiembre, Dawn Staley concentró en Columbia, South Carolina, a la selección de Estados Unidos, nueve veces campeona mundial e invicta desde el año 2006. Había entonces 26 jugadoras preseleccionadas de las que, tras cinco cortes, han quedado sólo doce. Aunque no lo dirán públicamente, ellas creen que haber pasado esa selección es la verdadera medalla de oro. La otra la intuyen porque, salvo histórica sorpresa, es cuestión de tiempo que la consigan. Su primer rival es Senegal, selección número 17 del ranking FIBA dirigida por un estadounidense, Otis Hughley, y con una jugadora en la WNBA, Evelyn Akhator (Dallas Wings) y dos de la Liga Dia, Ogoke (Celta) y Elonu (Perfumerías).

Parece demasiado poco para la colección de leyendas que juegan en Estados Unidos. Pese a la retirada este agosto de Lindsay Whalen, una de las mejoras jugadoras de siempre, el ‘roster’ estadounidense incluye a jugadoras como Diana Taurasi, 36 años, Sue Bird, Elena Delle Donne, Tina Charles, Britney Griner... A esas cracks se le añaden Jewell Loyd, Kelsey Plum, Layshia Clarendon, Morgan Tuck o A’Ja Wilson, que juegan su primer gran torneo con el sueño de que sea el primer paso para estar en los Juegos de Tokio en 2020.

Así, bajo el paraguas 2018-2020, concibe a esta selección la USA Basketball. Para hacerse una idea de lo en serio que se toma la federación estadounidense estos torneos desde la doble caída, masculina y femenina, en el Mundial de 2006, un detalle. El entrenador campeón de la WNBA con Seattle Storm, Dan Hugues, llega para ser un humilde ayudante de Dawn Stanley. El único déficit que arrastrarán las estadounidenses es su falta de coordinación. Juntas apenas han completado un pequeño puñado de entrenamientos. No parece obstáculo para un equipo que, además, tiene un aliciente extra. Alcanzar los 10.000 puntos en la Copa del Mundo. Le faltan 361 puntos en, previsiblemente, seis partidos Un caramelito para el ejército yankee.