FINAL ACB | BASKONIA 85 - MADRID 96 (1-3)

El Madrid no se cansa de ganar

Logra su Liga número 34 tras otra actuación de ensueño en Vitoria. Rudy es elegido MVP de la final: 27 puntos y 33 de valoración. Séptimo doblete blanco Euroliga-Liga.

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El Madrid de baloncesto vive una segunda época dorada, no se cansa de ganar tras años de travesía por el desierto. Este martes alzó al cielo de Vitoria su Liga número 34. Y no fue fácil. Primero tuvo que encajar el derechazo del Baskonia en el primer partido y luego ponerse en pie de un salto. Respuesta rápida, un, dos, tres y otro éxito que añadir al ciclo ganador de la era Laso. Muchos protagonistas remando acompasados y solo un MVP por exigencias del guion, que no de la final, el rejuvenecido Rudy Fernández: 27 puntos y 33 de valoración.

En 1975 Pedro Ferrándiz dejaba el banquillo del Madrid, se marchaba porque “los títulos le salían por las orejas”. El baloncesto blanco llevaba entonces 17 Ligas, no todas la había ganado el genio de Alicante, pero sí doce de ellas. En los 43 cursos posteriores a aquella retirada, el Madrid ha logrado añadir otras 17 a su palmarés. Ha costado y lo ha hecho gracias al tirón de la era Laso, que le ha dado al club cuatro trofeos ligueros más cuando entre 1994 y 2011 solo alcanzó tres. Quince títulos en total en los últimos siete años, once de ellos de los gordos (dos Euroligas, cinco Copas y cuatro Ligas) tras jugar 17 finales de esos tres grandes torneos de veintiuna posibles.

Si 2015 fue el año perfecto, con aquel histórico pleno de éxitos, 2018 ha sido un año de ensueño, no tan lustroso pero quizá más meritorio en una temporada en la que la plantilla ha acumulado 256 partidos de baja. Ejemplo de mentalidad y de cómo manejar los recursos, con el efecto Tavares como gran aliado. Es el 34º alirón blanco y el séptimo doblete Euroliga-Liga. Antes de esta década, el Madrid no había celebrado uno desde 1980. Un Madrid de leyenda que emparenta con lo más granado de su historia, una sección también con músculo financiero. A un presupuesto que ronda los 35 millones de euros habrá que añadir las primas por los triunfos. Podría superar así al CSKA, el potentado de los últimos años.

El primer asalto con tintes de definitivo alteró algo el nivel de juego, más tensión todavía y más piques. Aun así los dos equipos regalaron a la afición otro duelo de altura, de pe a pa. El Baskonia volvió a hacer daño desde el triple en el inicio mientras que el Real no veía aro, pero apabullaba en el rebote. Todo se compensaría luego, aunque el Madrid se puso al frente con un parcial demoledor de 2-15 entre el término del primer cuarto y el inicio del segundo. Ya no cedería el mando. Del 21-14 al 23-29.

Rudy Fernández, MVP

Había arrancado el show de Rudy Fernández, su mejor actuación encestadora en cuatro años para agarrar el honor del MVP y, de paso, celebrar su renovación hasta 2020. El mejor Rudy, al nivel de antes de las operaciones, al menos a la altura del que vimos ya en España entre la primera y la segunda intervención de espalda (en diciembre de 2015 hubo una tercera). Ocho puntos en esa racha, 17 de sus 27 tantos y 21 de valoración en el segundo cuarto. Una exhibición para la antología de las finales.

"El Madrid fue mejor, supo encontrar un jugador diferente en cada partido", explicaba Pedro Martínez en Movistar+. Pero el Kirolbet no entregó la cuchara, se resistía a morir, iba a seguir comiendo. Y lo hizo con soluciones alternativas, con Granger, el tercero en la rotación de bases, percutiendo. Al descanso, el marcador en un puño: 38-42.

La reanudación arrancó con un rifirrafe, molinillo de Reyes y golpe con el codo en el rostro de Shengelia, que se encaró con todos y luego se llevó por delante a Tavares en un bloqueo. El georgiano se tocaba un diente con insistencia. En medio, técnica para Reyes y Timma. Asomaba el carácter Baskonia; el Madrid mostraba el suyo, y de eso va sobrado. Y lo hizo con el tridente exterior que más pincha en defensa: Campazzo, Causeur y Rudy. Y que pincha también en ataque, porque a la exhibición de Rudy se unió la del Facu (17 tantos y 7 asistencias, 20 de valoración) y la precisión del francés. Por dentro, Thompkins y Ayón. El estadounidense abría espacios para el mexicano, que sumó seis canastas y añadió dos libres sin fallo. Muy móvil.

El triple de Doncic, definitivo

Muchas manos, como siempre, virtud de equipo grande que se levanta las veces que haga falta, capaz de alternar protagonistas hasta el infinito. Carroll rozó el MVP en el global de la serie, pero se lo llevó Rudy. Ocho jugadores diferentes premiados con Laso, nueve de haberlo conseguido Yeisi. Y pudo haber sido para Doncic, el devorador de galardones. Daba igual, el reverenciado era el bloque. El esloveno enfila ahora hacía el draft, a un paso de la NBA.

El Baskonia empujó con todo, lo intentó con tres bajitos en el perímetro, con Diop, con quien fuera. Y encadenó arremetidas y acercamientos; no le dio. El Madrid era inalcanzable, Llull acertó con un triple tras fallar los doce anteriores en la eliminatoria. Beaubois contestó. Iba a tumba abierta. Nueve puntos en el sprint final y 71-75. Ahí estaban Rudy y el Facu, y sin embargo... 78-81 a tres minutos de la bocina. Momento Doncic. Suya fue la rúbrica de la victoria: triple a una mano con paso atrás y salto a una pierna en la décima final de posesión. Un jaque mate ejecutado con la estética de un bailarín y la contundencia de un boxeador.

Un Madrid portentoso, que se guardó la tensión en el bolsillo para dispararse hasta los 96 puntos y 118 de valoración. Al 0-1 respondió con tres andanadas categóricas. El equipo que barrió en la fase regular (30-4), dominó también el playoff (8-1). Esta vez no hubo trucos del formato y sí un equipo de ensueño que no ve el final a tanta gloria.