La historia es contumaz. Nadie en semifinales ha remontado un 2-0, de hecho en el 47% de las eliminatorias fue la antesala del 3-0. Apenas en un 19% de los precedentes el equipo sin ventaja de pista forzó el quinto duelo, aunque nunca culminó la ­reacción. El Madrid está así a un triunfo de su séptima final de Liga seguida, no ha faltado todavía a ninguna desde que Laso llegara al banquillo en la temporada 2011-12.

Pero la eliminatoria viaja ahora al Gran Canaria Arena y al Herbalife le gusta hablar de proeza, ya firmó la primera tras eliminar al Valencia y clasificarse por primera vez para la Euroliga, y ahora no descarta nada en el vigésimo aniversario de la Liga ganada por el Manresa con Casimiro de entrenador. “El partido de hoy es el que nos dará la vida, nos hemos merecido tener dos en casa y los jugadores demuestran fe y ambición y no quieren acabar aún la temporada”, dice el técnico manchego.

El martes, al final del segundo asalto, hubo un pique entre Luka Doncic y Pablo Aguilar, ambos canteranos blancos. El del Granca hizo un gesto feo a la grada y luego pidió disculpas: “A la afición y al Madrid. Mi último gesto en el banquillo no ha sido acertado y menos con el equipo que me crio”. En opinión de Laso, “la gente está caliente y hay roces, pero lo que ocurre en un partido no tiene que trasladarse a otro”. Y alaba a Felipe Reyes: “Juegue bien o mal, su aportación siempre es positiva”. El capitán sumará este jueves su encuentro 757 en la ACB, uno más que Rafa Jofresa.

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