Cuando un jugador de la talla de Sitapha Savané dice adiós, el resto no importa. El partido, el resultado y la clasificación. El pívot, gran referente fuera y dentro de la cancha en nuestro país, anunció hace unos días "vamos a parar aquí" tras 15 temporadas en una Liga Endesa en la debutó un 4 de noviembre de 2003 con el Tenerife y en la que ha disputado 487 encuentros. Dice adiós un jugador diferente, comprometido con los problemas sociales, que recibió un sonoro y especial homenaje en el WiZink Center, su casa estos dos últimos cursos con el Movistar Estudiantes. Debió llegar mucho antes. Su mujer y su hijo estuvieron junto a él. Al igual que sus amigos y compañeros, de antes y ahora, tanto en persona como a través de un mensaje por el videomarcador en la previa del duelo contra el Gran Canaria .Su gran hogar. El senegalés, jugador no nacido en España con más encuentros a su espalda, no tenía manos para tantas camisetas, para tantos regalos. El cariño no se compra. Se gana. Y él lo ha conseguido a lo grande.

Y para que la fiesta fuera redonda, el Estu no podía fallar. Y no lo hizo. Ofreció a Savané una victoria más, la séptima en los últimos diez partidos, con Édgar Vicedo de anfitrión. El alero colegial se marcó su máxima anotación de siempre en la élite con 20 puntos. Atrapó 7 rebotes y repartió 2 asistencias para 20 de valoración, a tres de su tope en Liga Endesa. Solo Hakanson (+18) tuvo mayor impacto que él (+17) en el partido para los locales. Con él de inicio y a los mandos, y sin Landesberg (tendinitis en el talón de Aquiles), los colegiales bailaron al ritmo que más les gusta: locura ordenada, solo apreciada en los patios del Ramiro, que dejó al Herbalife KO ya en el segundo cuarto y un grato recuerdo: mate a una mano de Savané.

Con 20 minutos disputados, ninguno de los pupilos de Casimiro se acercaba a la decena de puntos. Sumaban solo 4 asistencias por 11 madrileñas y mientras los de Maldonado llegaban a los 20 triples intentados (6/20), ellos se quedan en un 1 de 4. Mala espina. Sin ideas. Sin movimiento. Sin aprovechar los centímetros de más que poseen en la zona, el Estudiantes llegó al descanso con +9 (42-33) tras una penetración de Brizuela (se hartó de hacerlas), otro de los más relevantes: 15 tantos.

Aún fue peor el segundo tiempo. En tres minutos, el Gran Canaria se vio 12 abajo (51-39, min. 6:40) y aunque Paulí dio otro ritmo e ilusión (56-50), las cartas ya estaban repartidas y los colegiales tenían la mano ganadora. Brown, en dos ocasiones, puso el +15 en el último cuarto. Nik Caner-Medley (algo acelerado, pero bien en líneas generales: 17 puntos, 4/6 en triples, y 19 de valoración) y Vicedo sentenciaron a falta de 180 segundos (79-66). Otro triunfo más para el Estudiantes, el 16º siete años después. Una bonita despedida para un coloso del baloncesto español: "¡Hasta siempre, Taph!".