Los Raptors, hasta hace unas semanas un pequeño secreto a voces. Ya apenas: en Detroit les falló su profundidad de rotación, un factor que tiene a la NBA maravillada, porque no estaba Anunoby, se lesionó Wright y fue expulsado antes del descanso Ibaka, al que siempre crispa especialmente tener cerca a Blake Griffin. Además, estuvieron 17 puntos abajo en el primer tiempo, amenaza de partido que podría irse por el desagüe. Las famosas derrotas de calendario. Pero estos Raptors son tozudos: remontada, prórroga, victoria. Seis seguidas, trece en los últimos catorce partidos (mañana reciben a los Rockets: partidazo) y primer billete para playoffs de toda la NBA. Es el quinto seguido para la franquicia después de otros cinco en total en sus anteriores 18 años de vida. La era Dwane Casey.

Ahora están 47-17, en ritmo (73% de triunfos) de superar su tope en Regular Season (56 victorias) con cierta holgura. Y, sobre todo, mantienen sus dos partidos y medio de ventaja sobre los Celtics. E imagino que no es tanto el factor cancha en una hipotética final de Conferencia, que también, como la posibilidad de limpiar del camino un cruce en segunda ronda con LeBron. Ahora son los Celtics los que están en esa posición. Y LeBron en los playoffs del Este, ya se sabe, es una mezcla aterradora de Godzilla y el hombre del saco. No ha perdido una eliminatoria en su Conferencia desde la segunda ronda de 2010.

La derrota dejó a los Pistons sin el último hálito de vida: 29-36, a cinco derrotas del octavo puesto (ahora Milwaukee Bucks) y en 2-8 en sus últimos 10 partidos. Esta vez entraron en un intercambio de golpes muy espectacular, que llegó a la prórroga después de que DeRozan sacara un 2+1 con un mate tremendo a 4,6 segundos del final (112-114) y de que Black Griffin empatara casi sobre la bocina. En la prórroga, y entre muchos fallos, otro coast to coast de DeRozan acabó en tiro abierto de VanVleet desde la esquina. Después falló Griffin, que acabó con 31 puntos por los 21 de Bullock y los 21 rebotes de Drummond para unos Pistons que no llegan con lo que tienen. No sin Reggie Jackson.

DeRozan jugó un partido soberbio: 42 puntos, 6 asistencias. Lowry acabó en 15+15: las estrellas aparecieron el día que la rotación estaba menos redondeada. Y los Raptors ya no son un secreto para nadie. Ni deberían serlo. Y no digamos si ganan mañana a los Rockets…