La NBA ha cambiado. Siempre lo hace, con el suficiente olfato para descubrir lo que viene y, por lo tanto, lo que conviene. Y el All Star Weekend también ha cambiado: concursos nuevos, eventos multimudinarios por toda la ciudad (esta vez Los Ángeles, por quinta vez), un Estados Unidos contra el mundo en lo que antaño fue el Rookie Challenge y, desde este fin de semana, dos equipos elegidos y capitaneados por los dos jugadores más votados por el público (se estrenan LeBron James y Stephen Curry, que personifican esta era), el fin del viejo formato Este vs Oeste. 

El histórico queda 37-29 para el Este, pero el Oeste ganó las tres últimas ediciones y 12 de 18 desde que acabó el reinado de los Bulls de Michael Jordan, la barrera simbólica que marca (los números lo refrendan) un período ya de dos décadas en el que el Oeste ha sido notablemente más poderoso. Eso late detrás de este cambio, que puede ser un primer paso para el fin de las Conferencias también en playoffs, del mismo modo que los pívots dejaron de elegirse como puesto particular y entraron al saco del frontcourt (con aleros y ala-pivots) para adaptarse a la revolución del propio juego, al perfil de los nuevos jugadores y la realidad de un baloncesto de posiciones líquidas y jugadores multinstrumentistas. 

El Oeste, 196 puntos en 2016 y 192 en 2017

Pero hay más, claro: en los últimos años el tono amistoso que siempre ha marcado este partido había ido más allá de lo verdaderamente deseable y, en un tiempo en el que las redes de amistades entre jugadores son más tentaculares y fuertes que nunca y el juego se basa en el bombardeo desde la línea de tres, parecía que no había más curiosidad que ver quién y cómo llegaría primero a los 200 puntos. El Oeste ganó con 196 puntos en 2016 y con 192 el año pasado, en Nueva Orleans. 

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La solución de la NBA, este nuevo formato de equipos de capitanes que eligen, premios más desequilibrados (100.000 dólares para cada jugador por ganar, 25.000 para los del bando perdedor) y dos causas sociales entre las que repartir 500.000 dólares: 350.000 el vencedor, 150.000 el que pierda. LeBron James ha elegido After Schools All Stars Los Ángeles y Stephen Curry, Brotherhood Crusade. Veremos cómo funciona: por ahora, ha habido (era uno de los objetivos obvios) más revuelo mediático en la elección de los equipos: ayer mismo se supo que los últimos seleccionados habían sido Al Horford y LaMarcus Aldridge. Hace días se filtró que LeBron, el primero en escoger, le había dado su simbólico número 1 a Kevin Durant y que Giannis Antetokounmpo había sido el primer señalado por el dedo de Stephen Curry.

Durant, Westbrook y LeBron en el mismo equipo

Así que todo está listo para un nuevo All Star Game, uno en el que veremos a Kevin Durant jugar al lado de Russell Westbrook y LeBron contra el resto de los Warriors (Curry, Klay Thompson, Draymond Green) y en el que LeBron volverá a compartir pista con Kyrie Irving, tratará de capear las cuatro lesiones que han afectado a su selección (John Wall, DeMarcus Cousins, Kristaps Porzingis y Kevin Love) y ejercerá otra vez de gran padrino de la actual NBA: es el máximo anotador de los All Star Game (314 puntos antes de este) y el que más ha jugado como titular de forma consecutiva, ya 14 (por delante de Bob Cousy). En totales solo tiene ya por delante los 15 de Tim Duncan, Kevin Garnett y Shaquille O’Neal, los 18 de Kobe Bryant y los 19 de Kareem Abdul-Jabbar. 

Quinto All Star en Los Ángeles

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Será el quinto ASG en L.A., el tercero en el Staples Center. Antes, se jugó en el Forum en 1983 y en el Memorial Sports Arena en 1963 (Bill Russell fue MVP con 19 puntos y 24 rebotes). Sin representación española por primera vez desde 2014, con retransmisión para 215 países en 50 idiomas y concierto de Pharrell Williams en el descanso. La NBA presume de buena salud y estrena formato en, esperemos que para bien, el primer All Star Game de la nueva era: Team LeBron contra Team Stephen. Como en las últimas tres Finales…