CELTICS 92 - WARRIORS 88

Boston remonta 17 puntos a los Warriors: ¡14 victorias seguidas!

En un partido flojo pero muy intenso y polémico, los Celtics resistieron gracias a Jaylen Brown. Irving decidió desde la línea de tiros libres
Final NBA: Warriors vs Cavs, juego 4

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Suele decirse que una imagen vale más que mil palabras. Cierto. El abrazo de Kyrie Irving a Jaylen Brown que ilustra esta crónica es el mejor resumen posible a lo acontecido esta noche en Boston. La estrella decidió, no sin polémica, desde la línea de tiros libres un partido en que los Celtics remontaron 17 puntos en la segunda parte a los Warriors gracias a Brown. La racha de los verdes sigue muy viva y se amplia a 14 victorias consecutivas (¡14!) gracias a Brown. Sin duda, el héroe de la noche. Y no solo por sus 22 puntos, 7 rebotes, 2 robos y su extraordinaria defensa. El brillo en sus ojos remitía a una desgracia personal acontecida la noche anterior. Tras el encuentro revelaría que estuvo a punto de no jugar por el fallecimiento de Trevin Steede, su mejor amigo del instituto. Finalmente lo hizo para brindarle a Steede el mejor homenaje posible.   

Con el número 3 del draft 2016 viviendo en primer persona el guion perfecto de un drama y en la primera aparición de Gordon Hayward por el TD Garden tras destrozarse la pierna izquierda, los Celtics tiraron de corazón y defensa (Golden State se quedó en 88, su peor anotación del curso y 31,6 puntos menos que el promedio con el que llegaban) para llevarse un duelo que cuesta explicarse cómo. No jugaron bien, Irving —sin la máscara protectora en la segunda parte— era incapaz de encontrar el tono (4/16 en tiros) y fueron incapaces de meter la pelotita por el aro (32,9% en tiros de campo con un paupérrimo 7/32 en triples). Y aún así ganaron a los campeones, quienes se dejan en Boston una racha de siete triunfos.

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Con Kevin Durant (24 tantos) como hombre más destacado, fueron por delante durante buena parte del encuentro. Aprovecharon la pobre puesta en escena local para correr y sumar puntos fáciles en transición. Con el ritmo acelerado y a jugando a campo abierto te matan. No hay rival que les pare. Primero KD y después Nick Young cerraron el primer cuarto con un 18-28 favorable para sus intereses. Brad Stevens transmitía calma a sus hombres, pero su segunda unidad tampoco conseguía remontar el vuelo. Quienes sí volaban eran los Warriors, motivados como no se les había visto en lo que llevamos de curso. Aprovechaban cada pérdida y error para castigar. Iguodala campaba a su anchas y firmaba pósters como si fuera una estrella del rock. O eso parecía si nos atenemos a la reacción de sus compañeros en el banquillo. 

27-44. Jaque, pero no mate. Jaylen Brown se multiplicó en ambos aros. Su acierto e intensidad reanimaron al Garden y este levantó al resto de celtics. Cerraron la primera mitad con un 15-3 que bien podría haber sido un 17-3 de no ser por un imperdonable error de Marcus Smart. Ahora mismo no anotaría ni en una piscina, pero de manera inexplicable su presencia resulta imprescindible. En casi 31 minutos que disputó Boston amasó un +15 con él en cancha. El mejor de los 22 hombres que saltaron al parqué.

Con más pérdidas (9) que asistencias (6), los de Massachusetts llegaron al descanso vivos (42-47). Sin embargo, la sensación era de que en el momento en que los de Kerr volvieran a pisar el acelerador la cuerda se tensaría de nuevo. Con Curry desaparecido (estuvo 40 minutos sin anotar una canasta entre el inicio del primer cuarto y el tramo final del último), pero con Draymond Green, Klay Thompson y Durant conectados, los de Oakland pusieron el 49-66. Otra vez 17 arriba a 17 minutos para la conclusión.

Jaque, pero no mate. Entonces arrancó otro partido. Incapaz de competir a campo abierto, Boston bajó a la trinchera. Desde la defensa y con Jaylen y Horford como asideros ofensivos fueron limando la diferencia. "Nos desplomamos con nuestra rotación. Fueron más duros e inteligentes que nosotros", explicaría Kerr. Antes de la conclusión del tercer acto, el mismo en el que Golden State suele arrasar a su oponente, Tatum (otro que se apuntó a la fiesta final) culminó la remontada (68-66 tras un brutal parcial de 19-0).

El arbitraje fue algo casero (38 por 19 tiros libres lanzados para los locales). Pero los Warriors cometieron el error de perderse en las protestas. No se aislaron y lo acabaron pagando. En el intercambio de golpes, un Irving desnortado con el bote supo ejercer de líder buscando el aro con agresividad para sumar desde la línea de personal los puntos que decidieron la victoria. Pequeña venganza para el base, quien se midió a los californianos en las tres últimas Finales. Y abrazo de reconocimiento y cariño para el hombre que le permitió decantar la balanza al final. Sin Jaylen Brown la historia hubiese sido otra muy diferente.