FEB | JORGE GARBAJOSA

“Si quieren, Navarro y Felipe vendrán al Eurobasket”

Vuelan las horas de charla con Jorge Garbajosa, jugador grande y de trayectoria que hace un año se vio en la necesidad personal de “ayudar” a la FEB, en una situación difícil. Habla de un cargo “estresante”, pero también apasionante.

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González, Guti, Relaño, Lucio, Roncero, Román, Martínez, Nieto, Garbajosa y Cantón, durante el almuerzo.
Dani Sánchez DIARIO AS

Jorge Garbajosa (19-12-1977, Torrejón de Ardoz), 207 centímetros de humanidad, empezó a jugar al baloncesto porque ya no había botas de fútbol de su talla. Tal vez por eso no tuvo demasiados ídolos de infancia y sólo ha pedido tres camisetas en su vida. A Guti, su paisano de Torrejón (y no será por madridista; es abiertamente del Atleti); a Paulo Roberto, aquel zurdo brasileño que revolucionó el fútbol sala español en el Penzoil Marsanz; y a Arvydas Sabonis. “Yo fiché por el Unicaja porque Scariolo me engañó y me dijo que tenía a Sabonis cerrado. Era mi ídolo...”.

Garbajosa cumplirá en julio un año al frente de la presidencia de la FEB. La conversación con AS empieza con una defensa encendida del producto nacional: “Estamos relativamente tranquilos, pero tiene que haber una apuesta decidida por el jugador español. El futuro a medio plazo está garantizado, pero como presidente digo una cosa de corazón. Si tenemos los campeones de Europa.

Sub-20, es porque son buenos. Veo que al final se apuesta por jugadores jóvenes de otros países. ¿Por qué no se apuesta por los españoles? El MVP del U20 del año pasado (Marc García, cedido por el Barça en el Betis Energía Plus) no ha pisado el campo este curso. Proyectos como el del Madrid y el del Valencia funcionan. Y a mí me da alegría. Por identificación, por relación con los medios. Cuando hablo con Herreros o Carlos Jiménez, les recuerdo que a nosotros también nos hizo falta un impulso. El motor del baloncesto español son las selecciones”.

Hay un ligero lamento inicial de Garbajosa por el asunto de los jugadores de formación: “Me gustaría, como presidente, que fuera más difícil”. En la actualidad, se considera jugador de formación aquel que, entre los 14 y los 20 años, pasa tres en España (y por año se considera estar más de seis meses). “El caso de Mirotic es paradigmático.Tiene su casa en Madrid, está empadronado aquí, paga su factura con Endesa. Ponerlo al mismo nivel que otro tipo de nacionalizaciones no parece lo más lógico. Pero es cierto que es difícil poner la raya y no hay previsión de cambio en este momento”.

El verano es territorio FEB. Nada menos que 21 campeonatos tendrán representación de las selecciones, entre ellos los oficiales: Eurobasket U16, U18, U19, U20 y absolutos. Primero, las chicas, empujadas por su gesta en los Juegos de Río con aquella canasta inolvidable de Anna Cruz en los cuartos frente a Turquía. Ya son una marca en la FEB y tienen de fondo el Mundial de 2018. “La semana del 20 de junio haré la presentación en el Comité Ejecutivo de FIBA”.

“Nos hemos encontrado que había varias sedes y casi había que elegir. Hay que trabajar a lo bestia con la promoción durante un año. Queremos que sea un bombazo. Y el mejor escaparate para las chicas sería que hiciéramos un buen campeonato para vestirlo. De verdad que lo de las chicas es una pasada. Me impresiona su sencillez. Ellas empiezan a tener la sensación de que ilusionan. Los patrocinadores quieren venir a la República Checa a partir del 16 de junio a ver a las chicas”. Luego, desde el 1 de septiembre, le tocará a los chicos. Primero en Cluj, Rumanía, donde jugarán la primera fase. La ciudad natal del gigante Muresan que evoca a Garbajosa secretos con Felipe Reyes que aún hoy no han prescrito... Aumenta la expectación por saber si estarán las figuras. El presidente tranquiliza: “Scariolo estuvo haciendo la gira en Estados Unidos y todos dijeron que sí. La predisposición es total. Ya lo dijeron en Río”.

Una de las incertidumbres era saber qué pasará con Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes, mitos de la Selección y a dos (237) y tres partidos (236) respectivamente del récord absoluto de internacionalidades de Epi. El mensaje de Garbajosa no puede ser más transparente: “Si ellos quieren estar en la Selección, van a estar. Primero, porque son muy buenos. A Navarro le seguiría pasando el último balón. Es el jugador con más talento que vi. Está tocado por una varita. Y Felipe anda a un nivel impresionante. Son el alma de la Selección y pueden explicárselo bien a los jóvenes. A mí, cuando debuté, me temblaban las piernas. La decisión es suya”. La ausencia, esta vez, puede venir del Real Madrid. Sería Rudy: “Lleva 13 años seguidos viniendo. Ha asumido un papel oscuro y ha jugado en las buenas y en las malas. Su mérito es tremendo. Si llama y no puede venir porque quiere descansar, no podré decir nada. Me encantaría que tomase la decisión de venir. Pero si no, le diré que venga cuando quiera a apoyar al grupo”. El mallorquín jamás ha faltado a un gran campeonato de la Selección desde su primera llamada en 2004. El desgaste es brutal. “Llull es un caballo que juega todo porque es el mejor. Se puede ir a cien partidos este año. 80 ya son una barbaridad”, reflexiona Garbajosa.

Hay que hablar de la salud de la FEB. Por fichas federativas, nada mal. En chicas, 150.000. Los chicos se acercan ya a los 400.000. Pero la institución sigue envuelta aún en la tempestad por la investigación al ­expresidente, José Luis Sáez, que sigue en instrucción: “Ha sido un invierno difícil. La FEB estaba lesionada, muy lesionada. Y estamos en la rehabilitación y con opciones de regresar a las pistas sin secuelas. Era una rueda gigante que se iba ­retroalimentando. Una bola de nieve que encontró un pedrusco enorme y ha descarrilado. Meter la bola en el raíl nos ha costado. Nos queda una situación mejor que hace diez meses pero es cierto que nos hemos visto obligados a pegar un tajo importante en el presupuesto”.

Es un gran conversador Garbajosa. Jugador de trayectoria larga, recuerda 2006 como el mejor de su carrera (Liga con Unicaja, fichaje por los Raptors, Mundial en Saitama), habla de las bondades de Toronto, de las peculiaridades de su año en Moscú. Sus inicios con el entrañable Manel Comas, su renuncia a tres cuartos de su ficha para abandonar Moscú y jugar en Madrid. De las risas, a la crisis de la ACB y sus amagos de motín. Aquí Garbajosa se pone serio. No quiere injerencias en sus competiciones: “La ACB, hasta un límite, tiene una capacidad de autogestión. Mi opinión importa poco, pero me puse en alerta cuando leí la posibilidad de que hubiera una ACB-2. No se puede invadir la pirámide de competiciones de la FEB. No me pueden traer a mi mesa un problema interno de la ACB. Si no quepo en mi oficina, no me voy a meter en la oficina de arriba”. E insiste en la importancia de los méritos deportivos: “Combatimos la nuclearización, queremos que el baloncesto llegue a más territorios. Si no abrimos el canon y las condiciones para subir y bajar, será malo para el baloncesto. No habrá inversión. No pido que suban ocho equipos pero tiene que haber movimiento para atraer la inversión de patrocinadores e instituciones. A día de hoy, entre el canon ACB (3,8 millones) más el FRAD (Fondo de Regulación de Ascensos y Descensos) que es de 1,9 millones, necesitas seis millones de salida para empezar a montar un equipo en la ACB... Y otro asunto. Si montas una ACB con 14 equipos, ¿cómo vas a vender abonos para 13 partidos?”.

Dos más de calendario. Primero, las ventanas FIBA: “No es un sistema perfecto. Nos da una ventana nueva, visibilidad en otro aspecto. Pero es una obsesión que se haga un calendario único. A la Euroliga le vendrá bien sumar equipos, o incluso habrá quien lo quiera para la ACB. Pero si no hay un calendario único, el que lo paga es el jugador”. Y luego, desliza una crítica a la Euroliga: “A mí que me encanta la Champions, pienso que uno de sus atractivos es que después de una fase previa de seis partidos, se juegan todo en las eliminatorias. Todos los partidos cuentan...”. Crítica, pues, pero también ­autocrítica: “El fútbol no ha cambiado en cien años, como mucho el spray desde donde se marcan las faltas. Cada partido tiene que valer”. La conversación avanza sobre el desfase económico del baloncesto ACB, que Garbajosa calcula en 50 o 60 millones de euros. Y en el callejón sin salida en el que se encuentra. “Baskonia ha ganado 800.000 euros con la Euroliga. El Madrid dos millones más 400.000 euros de la ACB”. La diferencia entre gastos e ingresos, gigantesca, pinta un panorama desolador para el baloncesto, golpeado por una crisis estructural casi apocalíptica.

Se hace el silencio en la mesa y se rompe por el simpático invento del 3x3, que en breve podría ser olímpico. “Tiene un bonito componente lúdico y se ha organizado. Antes faltaba jugar con navaja... Han puesto árbitros y atrae expectación”. En previsión, montar una competición con cierta oficialidad.

Vamos acabando. Revolotea por el universo ACB la creación de una competición Sub-21 cuyos partidos se jugarían inmediatamente antes que los de las primeras plantillas: “No lo veo mal y es destacable, pero la persona que lo ha ideado (Aíto García Reneses) no se ha puesto en contacto con nosotros. No descarto que lo haga. Creemos que nuestra pirámide de competiciones está bien. En todo caso, esta liga universitaria podría ser complementaria”.

De salto en salto, y mientras explica la necesidad de la selección de promesas (y realidades) que se concentrará en Benahavís este verano (Alberto Díaz, Diop, Pau Ribas, Oriola...), explica la razón de su altura: “Mi abuelo materno medía 2,03. Era Guardia Civil, le decían Civilón”. De ahí a su padre, un culé empedernido que se tiró al césped del ­Bernabéu el día de la final de las botellas. Y admirador de Bahamontes. Volaban las horas con Garbajosa, pero también había que escribir estas páginas.