GRAN CANARIA 64 - ANDORRA 90

Un huracán llamado Andorra pasa por Gran Canaria

El equipo de Peñarroya arrasa al Herbalife Gran Canaria en una segunda parte primorosa. Cinco jugadores visitantes superaron los diez puntos en una exhibición coral.

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Dicen que lo importante no es cómo se empieza, sino cómo se acaba. Ocurre además que la orquesta del Morabanc Andorra, excelentemente dirigida por Peñarroya, no desfallece nunca ni que hubiera que ganarle varias veces dentro del mismo partido. De hecho partido solo hubo uno, el que se jugó en la primea parte. La segunda fue, desde luego, un festival para los visitantes. El Herbalife, rozando el esperpento, no planteó ninguna oposición.

Bien es verdad que McCalebb empezó como un tiro, con 4 puntos seguidos, pero ahí estaba Shermadini para, con un 2+1, no permitir que el equipo del Principado quedara muy pronto descolgado, 6-3. Los visitantes eran presas de una mala defensa interior, por lo que dos canastas fáciles, de Pasecniks (tuvo que marcharse pronto al banquillo por dos rápidas personales) y Báez, le daban aire al Gran Canaria, 12-5.

Con el Herbalife lanzado, 16-7, se vio obligado Peñarroya a pedir un tiempo muerto que pareció revitalizar a los suyos, azuzados además con sendos triples de Jelinek y Antetokounmpo para ponerse a 5, 20-15, apenas la punta de lanza de un parcial de 2-10 para acabar el primer cuarto con el igualado 20-17.

Apenas empezado el segundo parcial Kuric estrenó su cuenta, cómo no, desde el triple (25-17). Por entonces ya se había integrado Darko Planinic al juego tras varias semanas lesionado, y con Ryan Hollins, su sustituto, vestido de calle en el banquillo. Pero el héroe estaba siendo Jelinek, que con 5 puntos seguidos situó al Andorra al filo de la remontada, 25-24, lo que implicaba un parcial de 0-7 ante un atónito Herbalife. Poco después Schreiner consiguió empatar desde el 6,75, 27-27, y tuvo que ser un mate Shermadini el golpe definitivo para que los azules le dieran una dentellada al marcador, 33-35. Llegó a el Andorra a tener un +6, 33-39, viniendo Salin al rescata del Granca para que la herida no fuera mayor (36-39 al descanso).

Pasa por ser el baloncesto un deporte de momentos, tan inverosímiles como inesperados, acaso necesarios. Y eso fue lo que pasó con una técnica a Antetokounmpo nada más comenzar la segunda parte, que revitalizó, y de qué manera, a los suyos. El Andorra seguía punzante, espeso el Granca, y un triple del propio jugador griego anunciaba tormenta en la isla, 43-50. Casimiro se vio obligado a pedir tiempo muerto, pero nada cambió. Seguían los visitantes a lo suyo, y Navarro les dio un +11, 43-54. Walker anotó un delicioso triple tras una dulce circulación de balón para el 45-59, y otro triplazo del propio Navarro dinamitó por completo el partido tras el 45-62 del final del tercer cuarto, al que se llegó con un sonrojante parcial de 2-19. Los insulares, además, fallaron más de lo legal.

Los últimos diez minutos fueron, todos, de la basura. El Morabanc funcionaba con precisión milimétrica, masacrando desde el triple, y el Herbalife ofreció una imagen pésima. Ni siquiera se le vio intención de remontar, desde luego resignado y por tanto condenado al destino fatal de la derrota. Los visitantes se recreaban como con esos dos mates de Shermadini para darle la máxima distancia hasta el momento, 60-84. Antetokounmpo se encargó de hacer la herida aún más grande con la última canasta, 64-90. Ni la lavada de cara evitó el sonrojo amarillo en estas su séptima derrota de la temporada, lo cual no evitó que su público coreara el nombre del equipo. Cosas del baloncesto.