El Baskonia le dio un repaso al Fenerbahce de principio a fin. Zeljko Obradovic se desesperó primero pero luego se escondió al final del banquillo. Quedaban 7 minutos para la conclusión y el luminoso señalaba un 73-46. Una cosa es que tengas ganas de revancha porque fueron tus verdugos en la semifinal de la Final Four de Berlín y otra es que rondes los 30 puntos de diferencia con un presupuesto mucho menor. Eso es humillación.

Los turcos salieron con dos bases para responder a la ausencia de Bogdanovic: Sloukas hacía de 1 y Dixon de 2. Error. Los otomanos acabaron el cuarto con un 5/21 en tiros de campo, abusando del tiro exterior. El Baskonia defendía con uñas y dientes y, a pesar de la lesión de tobillo de Shengelia, no se desinfló. Beaubois no fallaba los triples y la fiereza atrás dejaba a Fenerbahçe en 11 en su casillero al final de la primera entrega.

Los de Estambul anotaron 2 puntos en los primeros 5 minutos del segundo periodo. Y con pasos de Datome. Faltaba un minuto para el descanso y el marcador señalaba un 36-20. Obradovic se desgañitaba pero sus estrellas le miraban como si no fuera con ellos. La proyección del partido cuando los dos equipos enfilaban los vestuarios era de 82-48. En el tercer cuarto, más de lo mismo. Con Shengelia de vuelta tras su torcedura, Larkin inventando canastas y Bargnani recuperado, la goma se estiró (60-37, min. 26).

Los turcos siguieron con sus mandarinas, Obradovic con su congestión facial y Baskonia muy serio, defendiendo y sumando. Humillación total. Incredulidad generalizada en las gradas. 84-50 en el 38 y caras de desidia en el banco turco. Si no fuera el de Çaçac quien dirigiera la nave del Bósforo, igual hoy estaba cesado. Pero Obradovic es mucho Obradovic.