REAL MADRID 142-OKC THUNDER 137

El increíble Llull lidera una remontada all star del Madrid

Los triples imposibles del menorquín lanzan a un Madrid que perdía por 22 puntos en el segundo cuarto. El equipo blanco anotó 20 triples.

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La NBA vive uno de sus mejores momentos, quizá el mejor según algunos medidores objetivos. En lo deportivo, desde luego, hay una excelente generación de estrellas que permite sortear con más melancolía que disgusto, por ejemplo, la retirada en el mismo verano de Kobe Bryant, Kevin Garnett y Tim Duncan. La NBA se ha globalizado y el flujo en las dos direcciones (este año récord: diez españoles en la gran liga) potencia una excelente salud rematada por el hecho de que el seguidor de un equipo, o de un jugador, puede ver todos sus partidos (casi) cómo y cuándo quiera. La NBA es brillante pero más cercana, quizá simplemente porque el mundo es más pequeño, y eso que es tan bueno en tantas cosas perjudica a unas pocas. Entre ellas, estos partidos de pretemporada que no son ni sombra de lo que fue, sobre todo, aquel Real Madrid-Boston Celtics de 1988. Los amistosos eran mejores antes, de calado icónico, básicamente porque el panorama general es mucho mejor ahora. Y por eso se agradece especialmente la segunda parte y la prórroga que se vivieron en este Real Madrid-Oklahoma City Thunder del Palacio. Porque el deporte escribe recto pero con renglones torcidos. Por suerte. Y en los amistosos puede haber épica. Y orgullo. Y, por encima de todo, una tonelada de diversión.

Como en los últimos tiempos parece que en estos NBA Global Games importan más muchas de las cosas que rodean a los partidos -la visita, la experiencia real de la NBA sobre el terreno- que unos duelos que merecen el juicio benevolente de la pretemporada, fue casi una sorpresa descubrir al Palacio en pie y a los jugadores del Real Madrid pletóricos. El partido estaba en paliza pendiente de los highlights de Russell Westbrook (28-50 en el ecuador del segundo cuarto) cuando el Real Madrid empezó a meter triples en cascada (20/37 final). Y a base de anotar y acercarse en el marcador, zancada a zancada, empezó a sentir el partido como una presa apetecible. Y a base de aprovechar las rotaciones profundas de Billy Donovan (los Thunder están en chanclas, no hay que olvidarlo), se apropió del encuentro y sumó su segundo triunfo (2-6) ante rivales NBA tras el de 2007 ante los Raptors... entonces con 17 puntos de Sergio Llull. ¿Es importante? No en el gran esquema de las cosas. Pero es una bonita alegría. Y una pincelada de prestigio, al fin y al cabo.

Trey Thompkins salió de su letargo del arranque de temporada, anclado por los pasaportes, y anotó 16 puntos en un iluminado tercer cuarto. Othello Hunter jugó un partido tremendo, físico y puntos, y Carroll anotó en goteo de principio a final. Pero el gran protagonista del partido volvió a ser Sergio Llull, en uno de esos trances que le colocan casi en un limbo entre los dos lados del Atlántico: no es uno de los diez españoles en las NBA pero podría serlo. Hubo (y habrá, quizá) oferta en firme de los Rockets. Siguieron en el Real Madrid, él y ese instinto suyo para lo milagroso: triples sobre la bocina de todos los cuartos menos el primero, el último para rematar la carambola de cinco puntos que forzó la prórroga: Nocioni aprovechó dos tiros libres de una serie de tres y lanzó a fallar el tercero y el rebote, de milagro en milagro, acabó en las manos de Llull con su equipo a tres puntos. Jaque. Después, en el tiempo extra, el Real Madrid cabalgó sobre esa energía para cerrar la victoria con una sonrisa de oreja a oreja. Jaque mate.

Los Thunder, en los primeros minutos de la historia de la franquicia en OKC sin Kevin Durant a bordo, se vieron sin piernas ni fondo de armario para evitar su pequeña catástrofe: Steven Adams, al que el Real Madrid solo paró con faltas en los primeros minutos, se lesionó (tobillo izquierdo) en el segundo cuarto y no jugó más. Russell Westbrook (18 puntos en apenas 22 minutos) no jugó ni el último cuarto ni la prórroga. Y a los Thunder (con su megaestrella en la banda y con quintetos demasiado de andar por casa) casi les bastó con la ventaja amasada, los arreones de Oladipo (34 puntos) y Kanter (29 y 10 rebotes)… y dos triples de Abrines (4/5, 12 puntos) en los últimos 90 segundos del último cuarto: 119-125 y partido casi sentenciado. Casi: Llull pasaba por allí. El milagro nuestro de cada día, esta vez ante esa NBA (de final de verano, pero NBA) que ha tenido muy cerca y muy lejos en los dos últimos años. Por ahora, es patrimonio del Real Madrid. Y por cosas como esta, es un jugador absolutamente especial. El increíble Llull.